Los colores mágicos de Sofía


Sofía era una niña muy curiosa. Le encantaba explorar y descubrir cosas nuevas. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, encontró tres tarros de pintura: uno azul, otro rojo y uno amarillo.

La emoción invadió su corazón y decidió experimentar con ellos. Sofía tomó un pincel y comenzó a mezclar los colores. Primero, sumergió el pincel en el tarro de pintura azul y lo llevó al papel blanco frente a ella.

Luego, mojó el mismo pincel en la pintura roja y lo mezcló con el azul. ¡Wow! Los colores se fusionaron formando un hermoso color morado. Llena de asombro, Sofía decidió seguir experimentando.

Esta vez, sumergió el pincel en la pintura amarilla y lo mezcló con la roja que quedaba en él. Para su sorpresa, los colores se combinaron para crear un intenso tono naranja.

La emoción de Sofía crecía cada vez más mientras seguía explorando las posibilidades que le ofrecían esos tres colores mágicos. Decidió ahora mezclar la pintura azul con la amarilla. Al hacerlo, vio cómo surgía ante sus ojos un vibrante color verde.

Con cada nueva combinación que hacía Sofia, su imaginación volaba alto como las aves del cielo. Se sentía como una verdadera artista creando nuevos colores nunca antes vistos. Un día soleado llegaron los amigos de Sofía a visitarla: Martina y Tomás. -¡Hola Sofi! ¿Qué estás haciendo? -preguntó Martina con curiosidad.

-Hola chicos, estoy descubriendo los colores mágicos. Miren lo que puedo hacer -respondió Sofía emocionada. Sofía les mostró a sus amigos los tres tarros de pintura y les explicó cómo al mezclarlos se formaban nuevos colores.

Martina y Tomás quedaron fascinados con las creaciones de Sofia. -¡Es increíble! Nunca había visto tantos colores diferentes en mi vida -exclamó Tomás maravillado. -Sí, es como si la imaginación de Sofía se hubiera convertido en realidad -dijo Martina sonriente.

A partir de ese día, los tres amigos comenzaron a experimentar juntos. Se convirtieron en un equipo creativo, cada uno aportando ideas y mezclando colores para crear obras maestras únicas.

Con el tiempo, Sofía comprendió que así como podía mezclar pinturas para crear nuevos colores, también podía aplicar esta misma idea en su vida diaria. Aprendió que al combinar diferentes habilidades y talentos con su curiosidad innata, podría lograr cosas increíbles. Sofia nunca dejó de explorar y aprender nuevas cosas.

Siempre llevaba consigo una paleta llena de colores mágicos que le recordaban que la creatividad está dentro de cada uno de nosotros y solo necesitamos dejarla brillar.

Y así fue como Sofia descubrió el poder del color y la magia infinita que puede desatar nuestra imaginación cuando nos atrevemos a ser curiosos y valientes.

Dirección del Cuentito copiada!