Los colores unidos



Había una vez en un mundo mágico llamado Arcoírisia, donde todos los colores vivían juntos en perfecta armonía. En este lugar especial, cada color tenía su propia personalidad y talentos únicos.

En el corazón de Arcoírisia se encontraba un pequeño pueblo llamado Colorelandia. Allí vivían los colores primarios: Rojo, Azul y Amarillo. Ellos eran los líderes y guardianes de la diversidad cromática.

Un día soleado, mientras los colores jugaban felices entre sí, llegó desde lejos una extraña noticia: ¡El Rey del Color había convocado a todos los habitantes de Arcoírisia para celebrar un gran concurso! El reto consistía en crear una obra maestra utilizando todos los colores posibles.

Rojo, Azul y Amarillo estaban emocionados por la oportunidad de mostrar sus talentos al Rey del Color. Sin embargo, también sentían curiosidad por conocer a otros colores que no conocían aún. El día del concurso llegó y todos los colores se reunieron en el palacio real.

Había tonalidades vibrantes como Naranja, Verde y Violeta; pero también había colores más sutiles como Rosa, Turquesa y Gris. Cada uno tenía algo especial que ofrecer al mundo de la creatividad.

Mientras se desarrollaba el concurso, algo inesperado ocurrió: Rojo comenzó a sentirse celoso porque creía que su color era el mejor. Pensaba que nadie podía superar su intensidad y pasión. Azul intentó calmarlo diciendo: "Rojo, recuerda que cada color tiene su propio encanto y belleza.

No debemos compararnos entre nosotros, sino celebrar la diversidad que nos hace únicos". Pero Rojo no escuchaba a Azul y continuó comportándose de manera egoísta. Esto causó tristeza en los demás colores, quienes se sentían desanimados por su actitud.

En ese momento, apareció un color nuevo llamado Arco Iris. Tenía la capacidad de mezclarse con todos los colores y crear hermosas combinaciones.

Arco Iris se acercó a Rojo y le dijo: "Rojo, entiendo que te sientas especial, pero recuerda que sin los otros colores, nuestro mundo sería aburrido y monótono". Al escuchar estas palabras sabias, Rojo reflexionó sobre su comportamiento egoísta y decidió disculparse con todos los demás colores. Les pidió perdón por haberlos lastimado con sus celos.

Los otros colores aceptaron las disculpas de Rojo y juntos crearon una increíble obra maestra para presentar al Rey del Color. Esta obra estaba llena de armoniosas combinaciones donde cada color brillaba por sí mismo.

Cuando llegó el turno de presentar su creación ante el Rey del Color, todos los habitantes de Arcoírisia quedaron maravillados al ver cuánta belleza podía surgir cuando trabajaban juntos en lugar de competir.

El Rey del Color sonrió al ver la creatividad y diversidad representada en la obra maestra. Felicitó a todos por su esfuerzo conjunto y les recordó lo importante que era apreciar la singularidad de cada uno.

Desde aquel día, Rojo aprendió a valorar y celebrar la diversidad de colores en Arcoírisia. Los colores continuaron viviendo en armonía, compartiendo sus talentos y aprendiendo unos de otros. Y así, en el mundo mágico de Arcoírisia, la diversidad era valorada y respetada por todos los colores.

Juntos demostraron que la verdadera belleza radica en aceptarnos y trabajar juntos, sin importar nuestras diferencias. Fin.

FIN.

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