Los Conectores Mágicos



Era un día soleado en la escuela primaria "El Arcoíris", donde los niños de cuarto grado se preparaban para una emocionante clase con la profesora Marina. "Hoy vamos a aprender sobre conectores", anunció ella, mientras escribió la palabra en la pizarra.

- ¿Conectores? ¿Qué es eso? - preguntó Kiara, que siempre tenía curiosidad sobre las palabras.

- Son palabras o frases que nos ayudan a unir oraciones y darles más sentido, como 'sin embargo', 'por lo tanto' o 'además' - explicó la profesora.

- Ah, ya entiendo – dijo Kevin, quien siempre estaba dispuesto a aprender, incluso si eso significaba estirarse un poco debajo de su escritorio.

Kilmer, el compañero de escritorio de Kiara, frunció el ceño.

- Pero, profe, ¿no es aburrido aprender sobre eso? - preguntó con una actitud perezosa.

- ¡Para nada! - exclamó la profesora con una sonrisa. - Vamos a hacer un juego. Cada uno de ustedes deberá contar una historia, pero deben usar los conectores mágicos que vamos a aprender.

Los ojos de los chicos brillaron al escuchar la propuesta.

- ¡Eso suena divertido! - dijo Yenfy, levantando la mano como si tuviera una idea brillante. - Yo quiero ser el primero.

- ¡Adelante, Yenfy! - la animó la profesora.

Yenfy se puso de pie y comenzó su historia.

- Una vez había un dragón que vivía en una montaña. Al comienzo, era muy solitario, pero un día encontró a un pájaro que cantaba... Sin embargo, el dragón tenía miedo de hablarle.

- ¡Qué emocionante! - comentó Kiara. - ¿Qué pasó después?

- El dragón decidió ser valiente, por lo tanto, se acercó al pájaro... - continuó Yenfy, mientras todos escuchaban atentos.

La profesora fue señalando los conectores en la pizarra a medida que los chicos avanzaban en sus historias. Kilmer vio que todos se divertían y sintió que debía intentarlo también.

- Okay, pero yo no quiero que mi historia sea aburrida. Escuchen: Había un extraterrestre en un jardín. Al comienzo, era muy pequeño, y nadie lo veía... Sin embargo, una niña lo descubrió... - comenzó Kilmer, con un aire de misterio.

- ¡Claro! - lo alentó la profesora. - Sigue, Kilmer.

- La niña, en lugar de asustarse, pensó que era un nuevo amigo. Por lo tanto, lo llevó a su casa y le mostró su colección de cómics... - continuó Kilmer, emocionándose cada vez más.

Después de un rato, llegó el turno de Kiara, quien se preparó para contar su historia.

- Había un faro en una isla. Al comienzo, la luz no funcionaba, pero un día, un barco se perdió en la tormenta... Sin embargo, todo cambió cuando un delfín le mostró el camino.

- ¡Qué historia tan creativa! - aplaudió la profesora. - Muy bien usado el conector 'sin embargo'.

La clase continuó con muchas historias. Todos estaban disfrutando y comenzaron a usar más conectores. Al final, la profesora Marina decidió hacer una competencia amistosa.

- Vamos a elegir a la mejor historia, y el ganador podrá llevarse una estrella dorada de la pizarra.

Los chicos se emocionaron, y una ronda de risas y competencia se desató.

- El mío tiene dragones y criaturas mágicas. ¡Eso seguro gana! - dijo Yenfy mientras se reía con sus amigos.

- ¡No! El mío tiene un extraterrestre y una niña valiente. - replicó Kilmer.

- ¡Yo tengo un delfín aventurero! - respondió Kiara.

En medio de risas y algunos chistes, la profesora escuchó las historias una vez más. Finalmente, decidió que todos habían sido geniales.

- La verdad es que cada historia fue única y encantadora. Pero, como todos se esforzaron tanto, ¡ustedes recibirán cada uno su estrella dorada!

Los chicos gritaron de alegría y se abrazaron.

- Gracias, profe. Aprendimos mucho sobre conectores, ¡y también sobre la creatividad! - dijo Kevin, que ya pensaba en su próxima historia.

Esa fue sin duda una clase especial donde la magia de las palabras unió a un grupo de amigos. Aprendieron que los conectores no solo sirven para unir oraciones, sino que también son puertas a aventuras increíbles en el mundo de la imaginación. Y así, cada uno prometió contar más historias.

Un día que comenzaron con un simple tema de la escritura, terminó siendo un gran recuerdo que llevarían por siempre.

Y así, en el aula de "El Arcoíris", la magia de los conectores había comenzado.

FIN.

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