Los conejillos astutos y valientes



Había una vez en un bosque encantado, siete conejillos muy traviesos que vivían con su amorosa madre en una madriguera acogedora. Los conejillos eran juguetones y curiosos, siempre explorando los rincones del bosque y aprendiendo nuevas cosas cada día.

Un día, mientras la mamá coneja salió a buscar comida, el zorro feroz acechaba desde los arbustos cercanos. El astuto zorro tenía hambre y había oído hablar de la deliciosa carne de conejo.

Decidió idear un plan para engañar a los inocentes conejillos y poder saborear su suculento festín. Al regresar, la mamá coneja sintió el peligro en el aire y supo que algo no estaba bien.

Les advirtió a sus pequeños sobre el zorro feroz, pero los conejillos, confiados en su inocencia, no entendieron la gravedad de la situación. El zorro feroz se acercó a la madriguera imitando la voz dulce de la mamá coneja.

"- ¡Soy yo, mamá! He vuelto con comida para todos", dijo con malicia. Los conejillos escucharon desde adentro y dudaron por un momento antes de recordar las palabras de precaución de su verdadera madre. Uno a uno, los pequeños conejos comenzaron a hacer preguntas al supuesto —"intruso" .

"- Mamá, ¿cuál es nuestro código secreto?", preguntó uno. "- Mamá, ¿puedes bailar como lo haces siempre antes de dormir?", preguntó otro. El zorro feroz se puso nervioso al no poder responder adecuadamente.

Finalmente, uno de los más jóvenes abrió una ventana pequeña en la madriguera y vio al verdadero zorro detrás de las sombras. Con valentía cerró rápidamente la ventana mientras gritaba: "- ¡No es nuestra madre! Es el zorro feroz!".

Los demás conejillos se apresuraron a empujar piedras grandes frente a la entrada para protegerse. El zorro feroz intentó persuadirlos con promesas falsas y amenazas intimidantes, pero los inteligentes conejos permanecieron unidos y fuertes gracias a las enseñanzas de su madre.

Finalmente, el depredador desistió ante tanta determinación y se alejó del lugar en busca de presa más fácil. Los siete hermanitos aprendieron una valiosa lección sobre prudencia, astucia y trabajo en equipo gracias a esta experiencia inolvidable.

Desde ese día en adelante, nunca subestimaron el peligro ni olvidaron el amoroso cuidado de su madre.

Y así vivieron felices entre risas y travesuras en su hogar seguro bajo los árboles altos del bosque encantado donde aprenderían muchas aventuras más por descubrir juntos.

FIN.

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