Los conejitos del bosque encantado



En el bosque de Arcoíris, la familia Conejito vivía felizmente. Mamá Conejita siempre les preparaba deliciosas zanahorias para comer, y Papá Conejito contaba increíbles historias sobre aventuras pasadas.

Los tres hijos, Tito, Lola y Coco, eran muy traviesos y curiosos. Les encantaba explorar cada rincón del bosque y descubrir cosas nuevas. Una mañana soleada, los tres hermanitos decidieron ir a explorar más allá de donde solían jugar.

Mamá Conejita les advirtió sobre no alejarse demasiado, pero los pequeños estaban tan emocionados que no le prestaron mucha atención. "Vamos a ver qué hay al otro lado del arroyo", dijo Tito con entusiasmo. "Sí, puede haber tesoros escondidos o criaturas mágicas", agregó Lola riendo.

"¡Será una gran aventura!", exclamó Coco saltando de emoción. Los tres conejitos cruzaron el arroyo saltando de piedra en piedra. Al otro lado encontraron un camino que los llevó a un claro lleno de flores multicolores y mariposas revoloteando.

Estaban maravillados por la belleza del lugar. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente de unos arbustos cercanos. Con valentía se acercaron y descubrieron a un pajarito atrapado entre las ramas. Parecía asustado y no podía volar.

"Pobrecito pájaro, tenemos que ayudarlo", dijo Lola con tristeza en su voz. Con cuidado, Coco desenredó al pajarito mientras Tito buscaba ramitas para hacerle una pequeña jaula improvisada donde pudiera descansar y recuperarse.

Después de un rato, el pajarito parecía estar mejor gracias a la ayuda de los conejitos. De repente, el ave comenzó a cantar alegremente como si quisiera darles las gracias. "¡Qué lindo canto tiene!", exclamó Tito sorprendido.

El pajarito revoloteó alrededor de ellos antes de emprender vuelo hacia el cielo azul. "Creo que acabamos de hacer un nuevo amigo", dijo Coco sonriendo. Los hermanitos regresaron a casa justo a tiempo para la cena.

Mamá Conejita estaba preocupada por su tardanza pero al escuchar la historia se sintió orgullosa de sus valientes hijos. Esa noche, antes de dormir, Papá Conejito les recordó lo importante que era ser amables y solidarios con todos los seres vivos del bosque.

Los tres conejitos asintieron con entendimiento y prometieron seguir explorando pero siempre cuidando unos a otros y ayudando cuando fuera necesario.

Desde entonces, la familia Conejitos siguió disfrutando juntos sus días en el bosque de Arcoíris; aprendiendo grandes lecciones en cada nueva aventura que vivían juntos.

FIN.

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