Los Conejitos Unidos
Había una vez en un hermoso bosque, una familia de conejos muy divertidos y aventureros. Estaban compuestos por el papá Conejo, la mamá Coneja y sus tres hijos, Saltarín, Travieso y Pelusa.
Un día soleado, los conejitos decidieron salir a explorar más allá de su madriguera. Saltaron entre los arbustos y corrieron por el prado verde hasta que llegaron a un río cristalino. Los pequeños conejitos no pudieron resistir la tentación de jugar cerca del agua.
"¡Miren qué lindo río!", exclamó Saltarín emocionado. "¡Sí! Podemos saltar sobre las piedras", dijo Travieso con picardía. "¡Y también podemos hacer carreras hasta el otro lado!", agregó Pelusa entusiasmada.
Los conejitos comenzaron a saltar sobre las rocas del río mientras se reían y disfrutaban de su travesura. Pero sin darse cuenta, Saltarín resbaló y cayó al agua. "¡Ayuda! ¡No sé nadar!" gritó asustado mientras intentaba mantenerse a flote.
Travieso rápidamente buscó una rama larga para ayudarlo, pero era demasiado corta para alcanzarlo. Entonces, Pelusa tuvo una idea brillante. "¡Esperen aquí!" exclamó antes de desaparecer entre los árboles.
Pelusa regresó poco después con todos sus amigos animales del bosque: Pablo el pájaro carpintero, Lucas la ardilla traviesa y Martina la mariposa colorida. Juntos formaron una cadena humana y lograron rescatar a Saltarín del río. "¡Gracias por salvarme!", dijo Saltarín mientras tosía agua. "De nada, amigo.
Estamos aquí para ayudarnos unos a otros", respondió Pelusa con una sonrisa. Los conejitos aprendieron una valiosa lección ese día: la importancia de trabajar en equipo y estar dispuestos a ayudar cuando alguien lo necesita.
A partir de ese momento, prometieron cuidarse mutuamente y ser solidarios con todos los habitantes del bosque. Con el tiempo, los conejos se convirtieron en los líderes del bosque, organizando actividades divertidas para todos los animales.
Realizaban carreras de saltos, juegos de escondite y hasta construyeron un parque para que todos pudieran disfrutar juntos. Y así fue como Saltarín, Travieso y Pelusa descubrieron que las aventuras pueden ser aún más emocionantes cuando se comparten con amigos.
Aprendieron que la diversión no solo está en hacer travesuras, sino también en ayudar al prójimo y formar vínculos sólidos de amistad. Desde aquel día, el bosque siempre estuvo lleno de risas y alegría gracias a esos tres conejitos valientes e inteligentes que nunca olvidaron su importante lección: "Juntos somos más fuertes".
Y así vivieron felices para siempre.
FIN.