Los cristales de la princesa Jazmi


Había una vez en el reino feliz, una hermosa princesa llamada Jazmi. Era conocida por su alegría y amabilidad con todos los habitantes del reino.

Siempre encontraba la manera de hacer sonreír a las personas y se preocupaba mucho por el bienestar de todos. Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, Jazmi encontró a un pequeño ratón atrapado en una trampa. Sin dudarlo, corrió hacia él y lo liberó con mucho cuidado.

"¡Oh, gracias princesa! ¡Eres la más valiente de todas!"- dijo el ratón emocionado. Jazmi sonrió y le respondió: "No hay nada que me haga más feliz que ayudar a otros".

El ratón le contó que era un mensajero del bosque encantado y que tenía un mensaje urgente para ella. Resulta que el malvado brujo de las sombras había lanzado un hechizo sobre todo el bosque, dejándolo oscuro y triste.

Jazmi sabía que debía hacer algo para salvar al bosque encantado y devolverle la felicidad a sus habitantes. Se despidió del ratón y partió en busca de respuestas. Caminó durante horas hasta llegar a una cueva donde vivía Sabio, un viejo mago conocido por su sabiduría infinita.

"Sabio, necesito tu ayuda", dijo Jazmi al entrar en la cueva. Sabio miró a la princesa con cariño y le explicó que solo había una manera de romper el hechizo: encontrar tres cristales mágicos ocultos en diferentes partes del reino.

"Cada cristal representa una virtud importante: la valentía, la amabilidad y la esperanza", explicó Sabio. Jazmi sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesta a hacer todo lo posible para salvar el bosque encantado.

Partió en su búsqueda, enfrentando peligros y desafíos en cada paso del camino. Después de mucho esfuerzo y coraje, Jazmi encontró el primer cristal mágico, representando la valentía.

Al tocarlo, sintió una energía poderosa recorrer su cuerpo y supo que estaba un paso más cerca de cumplir su misión. El siguiente cristal fue encontrado gracias a un acto de amabilidad hacia un anciano necesitado. El tercer cristal resultó ser el más difícil de todos: la esperanza.

Para encontrarlo, Jazmi tuvo que superar sus propios miedos y dudas internas. Finalmente, con los tres cristales en su poder, Jazmi regresó al bosque encantado. Allí liberó toda la magia contenida en ellos y vio cómo las sombras desaparecían lentamente mientras los colores volvían a llenar el paisaje.

Los habitantes del bosque salieron de sus escondites para darle las gracias a Jazmi por devolverles la felicidad. Ahora podían volver a disfrutar de los días soleados y las risas interminables.

Desde ese día en adelante, Jazmi se convirtió en una verdadera heroína para todos en el reino feliz. Aprendieron que cada uno tiene dentro de sí mismo las virtudes necesarias para enfrentar cualquier desafío y traer alegría a los demás.

Y así, Jazmi la princesa del reino feliz, enseñó a todos que la valentía, la amabilidad y la esperanza son las claves para crear un mundo lleno de felicidad.

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