Los Cuatro Amigos de 10 de Febrero
En un pequeño pueblo llamado 10 de Febrero, enclavado en los hermosos yungas de Bolivia, vivían cuatro amigos muy especiales: Kusi, una niña aymara; Inti, un niño quechua; Mara, una niña afrobiliviana; y Taki, un niño leco. Cada uno de ellos traía consigo la riqueza de su cultura y las tradiciones de su comunidad.
Un día, decidieron organizar un gran festival para compartir sus costumbres y tradiciones con todos los habitantes del pueblo.
"¡Hagamos una fiesta!" - propuso Kusi con entusiasmo. "Podríamos mostrar nuestras danzas y comidas típicas a los vecinos."
"Sí, y también podemos hacer un desfile de trajes!" - agregó Inti, moviendo sus manos en el aire. "Mis abuelos tienen trajes hermosos de la comunidad quechua."
Mara saltó de la emoción. "Y yo puedo traer la música afroboliviana. ¡A todos les encanta bailar!"
"No olviden mis historias de la tierra leco, que son antiguas y llenas de sabiduría," dijo Taki, con una sonrisa amable. "Juntos, podemos mostrar lo mejor de nosotros."
Los cuatro amigos se pusieron a trabajar. Se reunieron en la plaza del pueblo y empezaron a hacer carteles y a invitar a todos los niños y adultos.
Con la llegada del día del festival, la plaza se llenó de colores, risas y olores deliciosos. Kusi trajo su famoso plato de "papa a la huancaina", Inti preparó una chicha refrescante, Mara deleitó a todos con sus dulces afrobolivianos y Taki hizo un guisito de cacho de luna.
"¡Todo huele riquísimo!" - exclamó un niño del pueblo. "¿Qué me recomiendan probar primero?"
"¡Prueba la chicha!" - le dijo Inti. "Es refrescante, tal como en las fiestas de mi comunidad."
A medida que avanzaba el día, todos disfrutaron de las danzas tradicionales. Kusi mostró la danza de la tijera, Inti danzó al ritmo de la música andina, Mara hizo bailar a todos con sus alegres ritmos y Taki relató cuentos de su cultura, donde los animales hablaban y la naturaleza era la protagonista.
De repente, una nube oscura cubrió el sol. Comenzó a llover y todos se miraron confundidos.
"¡No! ¡No puede llover ahora!" - decía Kusi, preocupada. "¿Cómo haremos nuestra fiesta?"
"¡No se preocupen!" - gritó Taki, siempre optimista. "La lluvia también es parte de nuestra cultura. Hay historias quecelebran la lluvia."
"¿Qué tal si hacemos ‘la danza de la lluvia’?" - sugirió Mara, recordando lo que había aprendido de sus abuelos. "Así, podemos recordar que cada cultura tiene su forma de alegrarse en momentos difíciles."
"¡Eso es!" - exclamó Inti. "Dancemos juntos bajo la lluvia. ¡Vamos!"
Y así, en lugar de desanimarse, tomaron un momento para unirse en una danza de alegría bajo el agua. Todos los del pueblo se unieron a ellos, riendo y disfrutando de la lluvia.
La lluvia se convirtió en una fiesta por sí misma, creando un ambiente mágico. La plaza, en lugar de abarrotada, ahora estaba llena de alegría compartida.
Los adultos también se unieron y comenzaron a contar historias bajo un gran árbol, donde se refugiaban de la lluvia.
Metidos en la calidez de la amistad y la alegría, Kusi, Inti, Mara y Taki comprendieron que a veces, lo inesperado puede llevar a momentos aún más hermosos.
Después de un rato, la lluvia cesó y un hermoso arcoíris se formó en el cielo.
"Miren! ¡El cielo está compartiendo su propio espectáculo!" - gritaron todos.
El festival terminó siendo un gran éxito, y el pueblo de 10 de Febrero nunca olvidó la magia de esa celebración multicultural.
A partir de ese día, los cuatro amigos decidieron que organizarían una fiesta todos los años para celebrar la diversidad de sus culturas, recordando siempre que la verdadera alegría se comparte, incluso en medio de la lluvia.
"Cada año será un nuevo capítulo de nuestra historia, y las historias son lo que nos une.¡Nos vemos el próximo año!" - dijo Taki.
Y así, Kusi, Inti, Mara y Taki continuaron siendo amigos, compartiendo cultura y creando lazos cada vez más fuertes, siempre abiertos a nuevas aventuras.
FIN.