Los Cuatro Amigos y el Viaje por la Justicia



En un pequeño pueblo argentino, cuatro amigos inseparables: Merceditas, Yapeyú, Libertad y Justicia, se encontraban en el patio de la escuela, listos para jugar. Cada uno tenía habilidades especiales que los hacían únicos. Merceditas era la más creativa, siempre llena de ideas para inventar juegos; Yapeyú era muy astuto y le encantaba resolver acertijos; Libertad era valiente y siempre estaba lista para ayudar a sus amigos; y Justicia, el más reflexivo, se preocupaba por hacer lo correcto en todo momento.

Un día, mientras exploraban el bosque que rodeaba su pueblo, se encontraron con un misterioso mapa escondido entre las hojas. El mapa indicaba la ubicación del ‘Tesoro de la Justicia’, una legendaria caja que contenía valiosos principios para vivir en armonía. Sin dudarlo, decidieron seguir el mapa.

"Miren, ¡el camino empieza por la colina!" - exclamó Merceditas, muy emocionada.

"Pero dice que enfrentaremos desafíos en el camino. Debemos estar preparados!" - añadió Yapeyú, con su mirada astuta.

"¡No hay problema! Juntos podemos superar cualquier cosa!" - dijo Libertad, decidida a avanzar.

"Lo importante es que siempre actuemos con justicia y respeto entre nosotros. No es un juego, sino una gran aventura!" - recordó Justicia, ya que sabía que el camino no sería fácil.

Los amigos comenzaron su travesía, pasando por un río, una montaña y entrando en un extraño bosque lleno de sombras. De repente, se encontraron con una gran cueva oscura.

"¿Y ahora qué hacemos?" - preguntó Libertad, mirando la oscuridad con un poco de miedo.

"¡No podemos dar marcha atrás!" - dijo Merceditas. "Tal vez si encendemos una antorcha podamos ver mejor."

Y así lo hicieron, y al encender la antorcha, una luz cálida llenó la cueva, mostrando un camino que los llevó más profundamente en su aventura. De pronto, un enigma apareció en las paredes de la cueva.

"Si deseáis hallar el tesoro que buscan, respondan esta pregunta en voz justa: ¿Qué tiene cuatro patas al amanecer, dos al mediodía y tres al anochecer?" - resonó una voz misteriosa.

"¡Es un acertijo! Yo lo sé, ¡es el ser humano!" - gritó Yapeyú, emocionado.

"¡Sí! Nacemos gateando, luego caminamos erguidos y al final usamos un bastón!" - añadió Justicia, con una sonrisa.

"Entonces, ¡está claro! ¿Debemos responder?" - sugirió Libertad.

Juntos, gritaron la respuesta, y la puerta de la cueva se abrió de par en par, llevándolos a un hermoso jardín lleno de flores y colores. Allí estaba la caja del ‘Tesoro de la Justicia’.

"¡Lo logramos!" - exclamó Merceditas mientras corría hacia la caja.

"Pero, ¿qué habrá dentro?" - se preguntó Yapeyú, intrigado.

Al abrirla, encontraron libros llenos de historias sobre igualdad, respeto, empatía y colaboración.

"Esto no es un simple tesoro. Esto puede cambiar nuestro pueblo para mejor!" - dijo Justicia, reflexionando sobre el valor del contenido.

"Podemos compartirlo con todos!" - agregó Libertad, imaginando cómo podrían hacer su comunidad un lugar más justo y libre.

Sin dudarlo, los cuatro amigos decidieron llevar los libros de vuelta al pueblo. Al llegar, se organizaron para compartir las enseñanzas con todos sus vecinos. Así, Merceditas, Yapeyú, Libertad y Justicia se convirtieron en los maestros del pueblo, promoviendo la paz, la equidad y la colaboración. A través de juegos, cuentos y actividades, todos aprendieron a vivir en armonía.

Y así, el pequeño pueblo se transformó en un lugar donde la justicia y la libertad reinaban, gracias a cuatro amigos valientes que no tuvieron miedo de buscar un tesoro que era mucho más que oro, sino que era conocimiento y valores.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!