Los Cuatro Cerditos y el Lobo Feroz
Había una vez en un hermoso valle, cuatro cerditos que decidieron construir sus propias casas. El primer cerdito, Curro, construyó su casa de paja, porque era más fácil y rápido.
El segundo cerdito, Pancho, optó por una casa de madera, un poco más resistente que la paja. El tercer cerdito, Tito, decidió construir su casa con ladrillos, aunque no eran muy fuertes.
Y el último cerdito, Lulú, trabajó arduamente para construir su casa con piedras y cemento, la más sólida de todas. Todo iba bien hasta que un día, un lobo feroz apareció en el valle. - ¡Voy a soplar y soplar hasta derribar sus casas! - gruñó el lobo.
Comenzó por la casa de paja, que se derrumbó con un simple soplido. Curro corrió asustado hasta la casa de madera de Pancho, pero el lobo también la derribó sin esfuerzo. - ¡Tenemos que escondernos en la casa de Tito! - exclamaron los dos cerditos.
Sin embargo, el lobo fue implacable y derribó también la casa de ladrillos. Finalmente, los tres cerditos corrieron desesperados hasta la casa de Lulú, quien los recibió con los brazos abiertos. - ¡Lulú, el lobo nos está persiguiendo! - gritaron los tres cerditos.
- Tranquilos, amigos. Esta casa está hecha con materiales resistentes y no podrá derribarla. Pero debemos estar atentos y unidos para protegernos – les explicó Lulú.
El lobo llegó y sopló con todas sus fuerzas, pero la casa de Lulú se mantuvo firme. Al ver que no podía derribarla, el lobo huyó asustado. Los cuatro cerditos celebraron su victoria y aprendieron que la dedicación y el esfuerzo valen la pena, y que la unión hace la fuerza.
Desde ese día, vivieron felices y seguros en su casa, siempre recordando la importancia de construir sobre cimientos sólidos y de apoyarse mutuamente en los momentos difíciles.
FIN.