Los Cuatro Incas de la Armonía



Hace mucho tiempo, en una ciudad rodeada de montañas y bañada por el río más caudaloso, vivían cuatro incas muy sabios: Inti, el inca del sol; Mama Quilla, la inca de la luna; Pachamama, la inca de la tierra; y Wiracocha, el inca del cielo.

Cada uno de ellos tenía el poder sobre un elemento de la naturaleza. Un día, los reyes de una ciudad vecina invadieron su territorio y causaron gran daño a su gente.

Los cuatro incas se reunieron en lo alto de las montañas para decidir qué hacer. "Debemos castigar a estos reyes por su crueldad", dijo Inti con voz firme. "Sí, pero debemos hacerlo de manera justa", agregó Mama Quilla.

"Propongo que los castiguemos utilizando nuestros poderes sobre los elementos", sugirió Pachamama. "¡Es una excelente idea!", exclamó Wiracocha. Así fue como decidieron llevar a cabo su plan.

Inti hizo brillar con fuerza sus rayos dorados sobre los reyes, llenándolos de calor y haciéndolos sudar sin parar. Mama Quilla les mostró toda su fuerza haciendo que las mareas subieran y bajaran sin control, dejándolos empapados hasta los huesos.

Pachamama tembló con furia bajo sus pies, provocando terremotos que sacudieron todo a su paso. Y Wiracocha desató tormentas eléctricas que iluminaron el cielo y retumbaron con estruendo. Los reyes suplicaron perdón ante semejante castigo y prometieron reparar todo el daño causado a la ciudad y su gente.

Los cuatro incas aceptaron sus disculpas pero les advirtieron:"Nunca más vuelvan a cometer actos tan crueles como este. Respeten la naturaleza y a todos los seres vivos que habitan en ella".

Los reyes asintieron con temor y se retiraron avergonzados hacia su ciudad. Desde ese día, las personas aprendieron a valorar aún más a los cuatro incas y respetar la armonía entre los elementos de la naturaleza.

La ciudad prosperó gracias al equilibrio restaurado y nunca más volvieron a enfrentarse problemas tan graves como aquellos. Y así, Inti siguió iluminando cada amanecer; Mama Quilla velaba por las noches estrelladas; Pachamama daba frutos abundantes a la tierra; y Wiracocha protegía desde lo alto del cielo con su mirada vigilante.

La historia de los cuatro incas se convirtió en leyenda en toda la región, recordándoles a todos que el respeto hacia la naturaleza es fundamental para mantener viva la armonía en nuestro mundo.

FIN.

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