Los Cuatro Monitos en la Escuela



Era un hermoso día en la selva, y cuatro monitos llamados Tito, Lila, Pablo y Mimi estaban emocionados. ¡Hoy era el primer día de clases!"¡Miren, ahí está la escuela!" - gritó Tito, señalando un edificio colorido con ventanas grandes. "¿Cuántas ventanas tiene?"

"¡Cuatro!" - respondió Mimi, saltando de alegría.

"¡Eso es justo como nosotros!" - dijo Lila, con una sonrisa brillante.

"Sí, ¡somos cuatro monitos muy especiales!" - exclamó Pablo, moviendo su colita.

Al entrar a la escuela, vieron que había una gran puerta azul con un timbre.

"¿Cuántos timbres tiene la puerta?" - preguntó Tito.

"Uno solo, ¡pero suena muy fuerte!" - dijo Mimi apretando el botón. "¡DING!"

"¡Eso fue divertido!" - rieron todos al escuchar el eco del timbre.

Dentro del aula, había un mural con muchos dibujos. Pero algo curioso estaba sucediendo: los números en las paredes estaban desordenados.

"¡Oh no!" - gritó Lila. "¿Vemos si podemos ordenarlos?"

"¡Sí!" - dijo Pablo. "Contemos juntos: uno... dos... tres... cuatro... cinco!"

"Miren, hay seis números en total!" - observó Mimi. "Vamos a ponerlos en orden!"

Los monitos empezaron a pegar los números con cinta en una fila. Mientras contaban, la maestra, una amable tortuga llamada Doña Tutu, se acercó.

"Muy bien, monitos, ¡están haciendo un gran trabajo!" - dijo Doña Tutu. "¿Cuántos números han ordenado?"

"¡Seis!" - respondieron al unísono.

Cuando terminaron, Doña Tutu les propuso un juego.

"Voy a esconder cinco manzanas por el aula. ¿Pueden encontrarlas?"

"¡Sí!" - gritó Tito. "Contemos cuántas encontramos."

Los monitos se pusieron a buscar. Lila encontró una manzana roja bajo un escritorio.

"¡Uno!" - dijo alegremente.

"Yo encontré otra detrás de la puerta!" - agregó Pablo. "¡Dos!"

"¡Yo tengo una en la mochila! - exclamó Mimi - ¡Tres!"

"¡Y yo encontré la última en mi asiento!" - dijo Tito. "¡Cuatro!"

"¿Y dónde estará la quinta?" - preguntó Lila, mirando por todos lados. De repente, escucharon un ruido.

"¡Mira! La manzana está en la cabeza de Doña Tutu!" - rieron todos.

"¡Cinco manzanas!" - celebraron juntos.

Al final del día, los monitos se sintieron muy felices.

"Hoy aprendimos a contar y a ayudar!" - dijo Pablo sonriendo.

"Sí, y lo más importante es que trabajamos en equipo!" - agregó Mimi.

"¡Siempre es mejor contar juntos!" - concluyó Tito.

La moraleja de esta historia es que contar y colaborar son cosas divertidas que aprendemos mejor con amigos. ¡Y cada número cuenta!

FIN.

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