Los Cuatro Muñecos de Lian
Un día soleado, Lian regresó de la escuela con una gran sonrisa en su rostro. Al acercarse a su casa, notó algo inusual: en el jardín, había cuatro muñecos coloridos, cada uno diferente al otro. Con curiosidad, Lian se acercó y vio que estaban sentados en una pequeña mesa de juegos.
"Hola, Lian!" dijo uno de los muñecos, con una voz alegre. Era un muñeco de peluche con una camiseta azul. "Soy Tico, el muñeco aventurero. Estamos aquí para mostrarte que tu familia siempre está cerca, incluso cuando no los ves".
Lian abrió mucho los ojos, entusiasmada por la idea de que esos muñecos pudieran hablar. "¿De verdad?" preguntó.
"Sí!" exclamó otro muñeco, con una gorra roja. "Yo soy Nico, el muñeco soñador. Vamos a vivir una aventura donde aprenderás cómo tu familia está siempre contigo, aunque estés lejos".
"¿Aventura?" repitió Lian, sintiéndose emocionada por lo que podía venir. Los otros dos muñecos, una muñeca con un vestido rosa llamada Lila y un muñeco de dinosaurio llamado Dino, asintieron con entusiasmo.
"Claro!" dijo Lila. "Con nosotros, podrás descubrir pistas sobre tu familia y recordar todos los momentos geniales que han compartido juntos".
Dino, que tenía un aire travieso, añadió: "Y no olvides, todos esos momentos buenos pueden traerte alegría incluso en los días más grises".
"¡Vamos!" exclamó Tico. Y sin pensarlo más, los cuatro se lanzaron en una divertida aventura a través de la imaginación de Lian.
En su primer recorrido, los muñecos llevaron a Lian a un parque lleno de flores. "Mirá!" dijo Nico, señalando un grupo de niños jugando a la pelota. "¿Recuerdas cuando fuiste con tu papá a jugar al parque?"
"¡Sí!" Lian recordó cómo su papá la había alzado en brazos para que pateara la pelota. Los ojos de Lian brillaron con alegría. "Fue muy divertido!".
"Esa memoria es un lazo que te une a él, incluso cuando están lejos", dijo Lila.
Entonces, Dino exclamó: "¡Ahora a buscar la siguiente pista!". Se dispararon hacia un rincón especial del jardín donde se escondía una caja mágica. Al abrirla, encontraron unas cartas que contenían dibujos de cada uno de los miembros de su familia.
"Esto representa cada momento que han compartido", dijo Tico. "Cada vez que sientes que extrañas a tu familia, ¡puedes mirar estas cartas!".
Lian sonrió, e ilusionada, empezó a recordar uno a uno esos momentos especiales: las cenas de cumpleaños, las primeras vacaciones y las noches de películas abrazados en el sillón.
"Yo quiero hacer algo especial para que nunca lo olvides" sugirió Lila. "¡Hagamos una fiesta de recuerdos!"
"¿Una fiesta? Eso suena genial!" dijo Lian, llena de energía.
Una vez que tomaron esa decisión, los muñecos ayudaron a Lian a preparar una fiesta improvisada en su jardín. Llenaron todo de globos, banderines y pusieron una mesa con fotos de sus recuerdos familiares. Lian se sintió más cerca de su familia que nunca.
Pero mientras se divertían, algo extraño sucedió; los muñecos comenzaron a desvanecerse poco a poco. Lian se asustó. "¡No, no! ¿A dónde van?" gritó, sintiéndose triste.
"No te preocupes, Lian" respondió Tico, apareciendo de nuevo. "Nos estamos yendo porque has aprendido la lección más importante: tu familia siempre está en tu corazón, incluso cuando no están físicamente".
"Siempre que pienses en ellos o recuerdes esos momentos, estaremos aquí contigo", agregó Lila, dando un apretón de mano a Lian.
Lian sintió una cálida energía abrazándola, y, consciente que siempre llevaría a su familia con ella, sonrió al recordar que la aventura no terminaba allí.
Luego de que se despidieron, juró que nunca olvidaría aprender de sus muñecos, manteniendo esos recuerdos y momentos especiales cerca. Desde ese día, Lian entendió que aunque a veces la distancia puede parecer enorme, el amor y los buenos recuerdos construyen puentes hacia sus seres queridos, permitiéndole siempre sentir que estaban cerca.
Así, con el corazón lleno de amor y alegría, Lian continuó sus días, siempre recordando la valiosa enseñanza de los cuatro muñecos: la familia está siempre presente en los recuerdos y el corazón.
FIN.