Los Cuatro Ríos de Sabiduría



**Página 1: El Encuentro**

En una tierra de cielos claros y montañas imponentes, cuatro niños de diferentes pueblos se encontraron en un hermoso valle. Edú, un niño Aymara, llevaba un poncho de colores vivos. Liz, la niña Quechua, lucía un sombrero adornado con flores. Tato, el pequeño Guaraní, tenía un collar de semillas brillantes. Y en el rincón, Chini, la niña Mosetene, parecía danzar con su falda de hojas.

"¡Hola!" - dijo Edú, curioso. "¿Qué haces aquí?"

"Vine a juntar flores para la fiesta de mi comunidad" - respondió Liz.

"Yo busco semillas para nuestra ceremonia del agua" - agregó Tato.

"Y yo recojo hojas para el festival del árbol" - completó Chini.

**Página 2: La Fiesta que se Aproxima**

Los niños decidieron que debían unir fuerzas y compartir sus tradiciones.

"¡Hagamos una gran fiesta con todo lo mejor de cada uno de nosotros!" - sugirió Edú.

"Podemos hacer comida típica y danzas de cada uno de nuestros pueblos" - dijo Liz emocionada.

"¡Y también podemos contar historias de nuestros ancestros!" - añadió Tato.

"¡Sí! Y adornaremos el lugar con flores, semillas y hojas!" - exclamó Chini.

**Página 3: Preparativos y Nuevas Amistades**

Los niños se pusieron a trabajar. Cada uno se encargó de una actividad.

Edú mostró a sus amigos cómo hacer la famosa sopa Aymara, con quinoa y verduras.

"Este plato es muy nutritivo y es tradición en mi hogar" - explicó mientras movían la cuchara juntos.

Liz mostró a los demás cómo tejer diademas con flores.

"Las flores representan la alegría en nuestras celebraciones" - les dijo, sonriendo.

Tato trajo una pequeña piedra y comenzó a contar la leyenda de su pueblo.

"Esta piedra trae buenas vibras a nuestra comunidad".

Chini empezó a bailar, enseñando a los otros el ritmo de su danza.

"Bailamos para agradecer a la naturaleza por todo lo que nos da" - explicó mientras giraba.

**Página 4: Un Problema Inesperado**

Mientras todo parecía ir bien, de repente un viento fuerte sopló, desparramando las flores que habían recogido.

"¡Ay no!" - gritó Liz, corriendo detrás de una flor que voló lejos.

"No te preocupes, Liz. Vamos a recogerlas de nuevo!" - decía Edú, intentando calmarla.

"¡Díganselo a las flores que vuelvan!" - bromeó Tato, pero todos se rieron.

Chini sugirió:

"Podemos recoger otras flores. ¡Hay muchas en el valle!"

Y juntos fueron en busca de más flores, aprendiendo a trabajar en equipo.

**Página 5: Diversión y Aprendizaje**

Al regresar, cada uno trajo algo diferente.

"¡Miren! encontré estas flores amarillas que crecen cerca del río" - dijo Tato.

"Estas son perfectas para nuestra decoración!" - exclamó Liz con emoción.

Mientras trabajaban, Edú les enseñó a hacer un juego tradicional Aymara.

"¡Veamos quién puede lanzar la piedra más lejos!" - retó.

Los niños rieron y compitieron, aprendiendo no solo sobre sus propias tradiciones, sino también sobre las de sus amigos.

**Página 6: La Celebración Comienza**

Llegó el día de la fiesta. Todos estaban ansiosos por mostrar lo que habían preparado.

"Me encanta cómo nuestros colores se mezclan" - comentó Chini, admirando la decoración.

"¡Todo se ve hermoso!" - gritó Tato mientras comenzaba a tocar un tambor.

Liz bailaba con su diadema de flores mientras Edú servía la sopa.

"Esto es lo que significa colaborar, ¡juntos somos más fuertes!" - decía Edú, sonriendo al ver a todos disfrutar.

**Página 7: Un Destello de Sabiduría**

El sol comenzó a ponerse, y los niños, cansados pero felices, se sentaron alrededor de una fogata.

"¿Alguien quiere contar una historia?" - preguntó Chini, mirando a sus amigos.

Tato sonrió.

"Voy a contarles sobre la primera lluvia y cómo nuestros ancestros aprendieron a cuidar la tierra".

Los niños escucharon atentamente, aprendiendo sobre la importancia del agua, las tradiciones y la conexión con la naturaleza.

**Página 8: El Vínculo de la Amistad**

Cuando la fiesta llegó a su fin, los cuatro niños se miraron con felicidad.

"Hoy aprendimos tanto unos de otros" - dijo Edú.

"¡La amistad es la mejor tradición!" - gritó Tato.

Liz abrazó a sus amigos.

"Siempre llevaremos lo que aprendimos en nuestros corazones".

Y así, en el valle, bajo un cielo estrellado, los cuatro niños prometieron seguir compartiendo sus culturas y ser amigos por siempre.

Fin.

FIN.

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