Los Cuentos de la Granja Valiente



Era una mañana soleada en la Granja Valiente, donde todos los animales vivían en armonía. Pero hoy algo extraño estaba sucediendo. Al caer la tarde, la gallina Clara había propuesto que se juntaran a escuchar cuentos alrededor del viejo roble.

"¿Qué les parece si nos contamos algunas historias?", preguntó Clara emocionada.

Los demás animales miraron unos a otros, un poco nerviosos.

"No sé, Clara. Algunas historias pueden ser espeluznantes", dijo el perro Bruno, moviendo la cola con incertidumbre.

"Sí, me acuerdo de aquella historia del lobo feroz. ¡Me da miedo!", agregó la oveja Lala, temblando.

Pero Clara sonrió y los calmó: "¡No se preocupen! Pueden contar historias divertidas también. Lo importante es pasar un buen rato juntos."

Así, se acomodaron alrededor del árbol y empezaron a contar cuentos. La vaca Lola comenzó:

"Yo tengo una historia sobre un ratón que se volvió el rey de la selva. ¡Era muy cómico!".

Los animales rieron al imaginar al pequeño ratón con una corona gigante.

Pero cuando llegó el turno del gallo Toby, todo cambió.

"Yo quiero contarles sobre un monstruo que vive en el granero", dijo Toby con voz grave.

Los animales dejaron de reír y comenzaron a mirarse preocupados.

"¿Un monstruo?", preguntó la cerdita Rosita con los ojos muy abiertos.

"Sí, se dice que aparece por la noche y hace ruidos escalofriantes".

El miedo llenó el aire y cada uno de los animales empezó a pensar en lo que podría suceder si el monstruo apareciera.

Justo cuando la tensión comenzó a aumentar, el burro Pancho, quien siempre había sido el más sabio de la granja, interrumpió:

"¡Esperen! ¿Por qué no hacemos algo diferente? En lugar de asustarnos, vamos a investigar juntos. Si el monstruo existe, lo enfrentaremos juntos. Si no, nos reiremos de esto luego."

Los animales se miraron otra vez, pero esta vez con una chispa de valentía.

"¡Sí! Vamos a ser valientes", gritó Clara mientras todos asentían con entusiasmo.

Y así, decidieron que al caer la noche, irían al granero para encontrar al supuesto monstruo. Cuando llegó la oscuridad, los animales se agruparon y se dirigieron al granero con una linterna que había encontrado el gato Pipo.

Al llegar allí, empezaron a escuchar ruidos. El viento pasaba entre las rendijas, y el corazón de cada uno latía fuerte.

"¿Escucharon eso?", Ronquió Rosita cubriéndose con las patas.

Pero el burro Pancho, que estaba al frente, dijo:

"¿Por qué no miramos? No podemos asustarnos de lo que no vemos. ¡A la cuenta de tres!".

"Uno... dos... tres", dijo el gallo.

Con mucho miedo pero llenos de valentía, empujaron la puerta del granero. Y para su sorpresa, ¡no había ningún monstruo! Solo un montón de cajas apiladas y algunos gatos maullando.

"¡Es solo el viento y los gatos!", rió Clara.

Después de ese susto inicial, todos empezaron a reírse de su miedo.

"Habíamos creado un monstruo en nuestras cabezas", dijo Rosita.

"Sí, y no era real. ¡Teníamos mucho miedo por nada!", agregó Lala.

Desde esa noche, los animales decidieron que cada vez que escucharan un cuento que les diera miedo, lo mirarían desde otro ángulo. Se darían la oportunidad de ser valientes juntos.

La gallina Clara, emocionada, dijo:

"¡Podemos contar historias de valentía! ¡Cuentos donde los héroes superan sus miedos!"

Y así, cada semana, continuaron sus reuniones de cuentos sobre el viejo roble, esta vez llenos de historias que celebraban la amistad, la valentía y las risas.

Al final, los miedos desaparecieron y la Granja Valiente se volvió aún más unida, porque aprendieron que los mejores cuentos son aquellos que se cuentan con el corazón, y que enfrentar lo desconocido puede convertir los miedos en grandes aventuras.

Y colorín colorado, este cuento aún sigue en la Granja Valiente.

FIN.

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