Los Defensores del Aire
Era un hermoso día en el jardín de la escuela donde Pepe y Juana jugaban a ser aventureros. Sin embargo, al mirar al cielo, notaron algo extraño. El sol no brillaba tanto como antes y había una especie de neblina que lo cubría todo.
- ¿Viste eso, Juana? El cielo ya no es tan azul - dijo Pepe, frunciendo el ceño.
- Sí, es raro. ¿Qué estará pasando? - respondió Juana con curiosidad.
Decidieron hacer una pequeña investigación. Juntos, se acercaron a la biblioteca de la escuela, donde encontraron libros sobre el medio ambiente. Los títulos eran alarmantes: "La Contaminación del Aire" y "Cómo Salvar Nuestro Planeta".
- Pepe, esto es peor de lo que pensé. La contaminación está afectando nuestro aire, los árboles y hasta los animales - dijo Juana, mientras hojeaba las páginas.
- ¡No puede ser! necesitamos hacer algo - exclamó Pepe, con determinación.
Después de una larga charla, decidieron que la mejor manera de ayudar era informar a sus compañeros. A la mañana siguiente, traen cartulina y lápices de colores para hacer afiches.
- Vamos a escribir un mensaje que haga reflexionar a todos - propuso Juana.
- ¿Qué te parece "Respira profundo, cuida el aire"? - sugirió Pepe.
- ¡Me encanta! Y podríamos dibujar árboles y nubes felices - continuó Juana entusiasmada.
Pasaron toda la tarde creando afiches llenos de colores y mensajes claros. Cuando terminaron, miraron todo su trabajo satisfechos.
- Ahora, ¿cómo se los mostramos a todos? - se preguntó Pepe.
- Tal vez podríamos hacer una exposición en el recreo - sugirió Juana.
El día de la exposición, colocaron sus afiches por todo el patio. Los compañeros empezaron a acercarse curiosos.
- Mirá, ¿qué dice ese afiche? - preguntó un compañero.
- ¡Que debemos cuidar nuestro aire! - contestó Juana emocionada.
Poco a poco, la atención creció y muchos comenzaban a hacerse preguntas.
- ¿Y cómo podemos ayudar? - preguntó una chica.
- Podemos empezar a reciclar, usar menos plásticos y cuidar más nuestro entorno - respondió Pepe.
Pero de repente, el director de la escuela apareció.
- ¿Qué está pasando aquí? - preguntó al ver el revuelo.
Juana dio un paso al frente y le explicó todo lo que habían aprendido y cómo querían ayudar. El director, impresionado por la pasión de los chicos, decidió ofrecerles ayuda.
- ¿Qué les parece si organizamos una jornada ecológica para toda la escuela? Podríamos plantar árboles y limpiar el barrio - sugirió el director.
- ¡Sí, sí! - gritaron Pepe y Juana, llenos de alegría.
Durante semanas, se prepararon para la jornada. Hicieron carteles, contactaron a otros estudiantes y hasta consiguieron materiales para plantar. El día llegó y todos estaban listos y emocionados.
- ¿Listos para ser héroes del aire y la naturaleza? - gritó Pepe.
- Sí! ¡Vamos a cuidar nuestro mundo! - respondieron todos juntos.
Juntos, plantaron árboles, recolectaron basura y aprendieron sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. Al final del día, el director los reunió.
- Ustedes son un gran ejemplo. Nunca subestimen el poder de una idea que puede inspirar a otros - les dijo con una sonrisa.
Pepe y Juana, emocionados, comprendieron que su pequeño esfuerzo había generado un gran impacto.
- Prometamos seguir luchando por nuestro aire limpio - propuso Juana.
- ¡Sí! - respondieron todos juntos, firmes y comprometidos con su misión.
Y así, los dos amiguitos se convirtieron en verdaderos defensores del aire, inspirando a sus compañeros a cuidar el planeta un día a la vez.
FIN.