Los Derechos de Toki
Había una vez en un colorido pueblo llamado Arcoíris, un pequeño pájaro llamado Toki. Toki era un pajarito muy curioso y juguetón, que siempre volaba por los árboles y campos, preguntando sobre todo lo que veía. Cada día, después de desayunar semillas y frutas, se lanzaba a su aventura de exploración.
Un día, mientras volaba sobre el bosque, Toki escuchó a unos animales que estaban discutiendo. Se acercó volando con intrigada curiosidad.
"¿Qué pasa?" - preguntó Toki a una ardilla que parecía muy preocupada.
"Estamos teniendo problemas para encontrar comida, porque el zorro la está guardando para él solo" - respondió la ardilla triste.
"Eso no es justo, todos deberían poder comer" - dijo Toki, recordando las cosas que había aprendido sobre cómo compartir es bueno.
Decidido a ayudar, Toki reunió a todos los animales en un claro del bosque. Se sentaron en círculo, y Toki se sintió muy importante al tener su atención.
"Amigos, todos merecemos acceso a la comida. ¡Deberíamos hablar con el zorro!" - propuso.
Los otros animales asintieron, asustados pero deseosos de encontrar una solución. Juntos, decidieron ir a hablar con el zorro, pero cuando llegaron, se dieron cuenta de que él no estaba solo; también tenía algunos amigos, incluidos un lobo y un jabalí.
"¿Qué hacen aquí?" - gruñó el zorro al verlos.
"Venimos a hablar sobre la comida. Todos merecemos comer y vivir en paz" - dijo Toki, temeroso pero firme.
El zorro se rió entre dientes. "¿Y qué saben ustedes de vivir en paz? He trabajado duro para conseguir esta comida y no se la voy a dar a nadie".
Toki, con su pequeño corazón latiendo rápido, no se dio por vencido. "Pero, zorro, si todos compartimos, podemos vivir mejor. ¿No les gustaría tener amigos que no tengan hambre?".
Los otros animales comenzaron a murmurar. El lobo pareció pensativo y el jabalí asintió lentamente. "Podríamos ayudarlos también a ustedes, asegurarnos que haya comida suficiente" - dijo el lobo. El zorro entrecerró los ojos, pensando en la idea.
"Está bien, déjame pensarlo... " - dijo el zorro, aún desconfiado. Fue entonces cuando Toki recordó sus enseñanzas sobre el poder de la conversación y el diálogo.
"¿Qué tal si hacemos un gran picnic, donde todos traigan algo? Cada uno puede traer un poco de lo que le guste" - sugirió Toki entusiasmado. Todos los animales menos el zorro miraron con alegría la idea; incluso la ardilla dejó de parecer tan triste.
Después de un rato, el zorro se decidió a aceptar la propuesta. "Bueno, está bien, pero si el picnic es un desastre, ¡no tengo nada que ver!" - puntualizó, cruzando sus patas.
El día del picnic llegó, y cada animal llevó algo especial. Toki trajo semillas de girasol, la ardilla trajo nueces, el zorro llevó algunos de sus mejores frutos y el lobo trajo carne. Lo que para unos era mucho, para otros era un regalo. Al final, el picnic fue un gran éxito y todos se divirtieron.
"Nunca pensé que esto sería tan divertido" - admitió el zorro mientras jugaba con la ardilla.
Los animales empezaron a reír y a contar historias juntos. Desde ese día, el zorro aprendió que compartir no solo era importante sino que también podía generar amistad.
Con el tiempo, todos celebraron así las primeras fiestas del bosque. Toki se convirtió en el abogado de los derechos de todos los animales. Siempre recordaba que cada uno tenía el derecho a disfrutar de lo básico: comida, amistad y alegría.
Así, el pequeño Toki cambió la historia de su bosque, inspirando a otros a hablar, discutir y alcanzar acuerdos.
Los animales de Arcoíris siguieron viviendo felices, y Toki nunca dejó de volar, siempre buscando más aventuras, esas que enseñaran sobre juntos, la importancia de respetar y cuidar los derechos de todos, y sobre todo, la magia de la amistad.
Y así, en lo más profundo del bosque, Toki hizo su hogar, donde todos podían ser felices, juntos, siempre recordando que el diálogo y el respeto son las claves para un mundo mejor.
FIN.