Los deseos de la niña y el niño piedra en la playa



Había una vez, en una playa de suave arena blanca y aguas cristalinas, un niño y una niña muy especial.

Ellos no eran como los demás niños, eran niños-piedra, dos pequeñas rocas lisas y redondas que habían cobrado vida gracias a la magia del mar. Ambos pasaban sus días contemplando el vaivén de las olas y jugando con los caracoles y las estrellas de mar que encontraban en la orilla.

Un día, mientras observaban un hermoso atardecer, la niña piedra dijo: -¡Me encantaría poder volar como las gaviotas y ver el mundo desde lo alto! El niño piedra, con una chispa de curiosidad en sus ojos, respondió: -Yo desearía poder cambiar de forma y convertirme en diferentes colores como los corales del arrecife.

De repente, una voz misteriosa se escuchó en la brisa marina, era la voz del espíritu del mar que les concedería un deseo cada uno.

Emocionados, la niña piedra pidió poder volar y el niño piedra pidió la capacidad de cambiar de forma. Pronto, la niña piedra sintió que unas alas de mariposa brotaban de su espalda y el niño piedra observó maravillado cómo su cuerpo se transformaba en un arcoíris de colores.

Juntos, emprendieron un increíble viaje, volando sobre el océano y explorando los arrecifes, aprendiendo sobre la importancia de valorar la belleza de la naturaleza. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que con cada deseo concedido, también venía una gran responsabilidad.

Las gaviotas no querían compartir su espacio con la niña piedra y los corales le recordaban al niño piedra que su cambio constante podía perturbar la armonía del arrecife. Con valentía, ambos decidieron renunciar a sus deseos.

La niña piedra dejó ir sus alas y el niño piedra recuperó su forma original. Al hacerlo, descubrieron que no necesitaban deseos mágicos para ser especiales y valiosos.

A partir de ese día, dedicaron su tiempo a proteger y cuidar el mar y todos sus habitantes, convirtiéndose en guardianes de la playa y compartiendo su sabiduría con quienes se acercaban a la orilla.

Así, la niña y el niño piedra enseñaron a todos que la verdadera magia reside en vivir en armonía con la naturaleza y en apreciar la belleza de ser uno mismo.

FIN.

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