Los deseos de Raquel



Raquel era una niña muy alegre de ojos color miel. Siempre estaba buscando aventuras y tenía una gran curiosidad por el mundo que la rodeaba. Un día, mientras paseaba por el parque, encontró una extraña piedra brillante.

Al agarrarla, apareció un hada diminuta que le dijo que la piedra concedería tres deseos. Raquel no podía creerlo y emocionada pidió su primer deseo: tener la capacidad de volar.

Al instante, sintió como si sus pies se despegaran del suelo y comenzó a elevarse sobre el parque. Era una sensación indescriptible. Luego, decidió usar su segundo deseo para que todos los niños del mundo tuvieran acceso a la educación.

De repente, vio cómo libros y lápices aparecían en las manos de niños de todas partes, y sus rostros se iluminaban con emoción. Por último, pensó en su tercer deseo. Después de reflexionar, decidió pedir que todas las plantas y árboles del mundo estuvieran sanos y fuertes.

De repente, los parques se llenaron de colores y olores, y la naturaleza parecía más viva que nunca. El hada le dijo que sus deseos se habían cumplido porque eran desinteresados y generosos.

Raquel comprendió la importancia de ayudar a los demás y cuidar el mundo en el que vivimos. Desde ese día, se dedicó a difundir ese mensaje entre sus amigos y familiares, inspirándolos a ser generosos y a apreciar la naturaleza.

Y aunque ya no tenía la piedra mágica, sabía que su mayor deseo se había cumplido: hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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