Los Dinosaurios y las Emociones



En un bosque lejano, lleno de árboles gigantes y flores de colores, vivía un grupo de dinosaurios muy especiales. Cada uno de ellos representaba una emoción diferente.

Estaba Dino, el Tiranosaurio Rex, que siempre estaba feliz y se reía de todo. "¡Jajaja! ¡Hoy es un día brillante!"- decía mientras corría por el bosque.

Luego estaba Lila, la Brontosaurio, que siempre tenía miedo de todo. "¡Ay, ay! ¿Y si viene un volcán a erupcionar?"- decía temerosa cuando venía una tormenta.

Rico, el Velociraptor, era muy enfadado. "¡No me gusta que me molesten!"- gritaba si alguien se le acercaba de manera sorpresiva.

Por último, estaba Pati, la Triceratops, que era muy triste y siempre se quedaba sola. "Nadie quiere jugar conmigo..."- sollozaba mientras miraba a sus amigos jugar.

Un día, mientras todos estaban jugando, Lila vio que el cielo se ponía oscuro. "¡Oh no! ¡Viene una tormenta!"- gritó.

"¡No tengas miedo, Lila! ¡Ven a jugar conmigo!"- dijo Dino, tratando de alegrarla.

Pero Lila estaba muy asustada y se escondió detrás de un árbol.

Mientras tanto, Rico, el Velociraptor, decidió saltar sobre Dino, pero se cayó. "¡Ay! ¡Eso dolió!"- exclamó gritando, muy enfadado.

"¡Ay, Rico! No hace falta enojarse. ¡Solo fue un accidente!"- le dijo Dino, tratando de calmarlo.

Pati, la Triceratops, vio a sus amigos discutir y empezó a llorar. "Nadie se preocupa por mí..."- dijo mientras se sentaba sola.

Dino, al ver a Pati llorar, se acercó a ella. "¡Pati, no llores! Todos sentimos cosas diferentes y eso está bien. ¡Vamos a hablar sobre lo que sentimos!"- propuso.

"¿Puedo decir que me siento triste?"- preguntó Pati.

"Claro que sí, ¡eso es muy bueno!"- respondió Dino.

"Yo tengo miedo y a veces digo cosas enojadas, pero no quiero hacer sentir mal a mis amigos"- dijo Rico.

"Yo siempre me río, eso es más fácil a veces", añadió Dino.

Las emociones eran como un arcoíris de colores. "¡Así es, cada uno tiene sus propios colores!"- dijo Lila, comenzando a sentirse un poco mejor.

A partir de ese día, decidieron hacer un juego llamado "La Fiesta de las Emociones". Cada uno simularía una emoción y los demás debían adivinar de cuál se trataba.

Así, cada tarde, se reunían para expresar cómo se sentían. Un día, Lila se atrevió a decir "Hoy tengo miedo, pero estoy aprendiendo a superarlo"-.

"¡Eso es genial, Lila! ¡Siempre estaremos aquí para ayudarte!"- dijo Pati con una sonrisa.

Y así, sábana tras sábana, el grupo de dinosaurios aprendió que todas las emociones eran importantes y que podían apoyarse mutuamente.

Por último, el bosque se llenó de risas, abrazos y colores, como un hermoso arcoíris. Mientras el sol se ponía, Dino dijo "Nunca olvidemos que cada emoción tiene su lugar en nuestro corazón"-.

Y así, los amigos comprendieron el valor de sus sentimientos y se quedaron unidos para siempre.

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FIN.

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