Los discípulos de Jesús en Grusalem
Había una vez, en la hermosa ciudad de Grusalem, un grupo de amigos muy especiales. Eran los discípulos de Jesús, quienes lo seguían y aprendían de él cada día. Pero un día, algo inesperado sucedió.
"¡Amigos míos! ¡Tenemos una misión muy importante!"- dijo Jesús con entusiasmo. Los discípulos se miraron entre sí, emocionados por lo que vendría a continuación. Todos sabían que cuando Jesús decía algo así, era porque algo maravilloso estaba por ocurrir.
"Debemos ir a Jerusalén para celebrar una festividad muy especial"- continuó Jesús. Los discípulos asintieron y comenzaron a prepararse para el viaje. Empacaron sus cosas y se dirigieron hacia Jerusalén junto a Jesús.
El camino no fue fácil, pero ellos confiaban en que todo saldría bien. Al llegar a Jerusalén, la gente los recibió con alegría y entusiasmo. Era un lugar lleno de vida y colorido. Pero pronto descubrieron que no todos estaban contentos con su presencia allí.
Un grupo de personas malintencionadas comenzó a difundir mentiras sobre ellos y sobre Jesús. Querían hacerles daño y evitar que siguieran enseñando sus valiosas lecciones al pueblo.
Los discípulos se sintieron tristes y preocupados por esta situación, pero decidieron confiar en Dios y seguir adelante sin miedo. "No importa lo que digan o hagan, nosotros seguiremos compartiendo el amor y la bondad que hemos aprendido de nuestro querido maestro"- dijo Pedro con determinación.
Así, los discípulos continuaron enseñando y ayudando a las personas en Jerusalén. Pero la situación se volvió aún más complicada cuando Jesús fue arrestado injustamente. Los discípulos no podían creer lo que estaba sucediendo.
Estaban desesperados y tristes por la pérdida de su amado maestro. Pero sabían que debían mantenerse fuertes y unidos. "No podemos rendirnos ahora. Debemos seguir adelante y continuar compartiendo el mensaje de amor que Jesús nos enseñó"- dijo Juan con convicción.
Con valentía, los discípulos enfrentaron todas las dificultades que surgieron en su camino. A pesar de estar tristes por la ausencia física de Jesús, recordaban sus palabras de aliento y eso les daba fuerzas para seguir adelante.
Finalmente, después de muchos obstáculos y pruebas, los discípulos vieron una luz al final del túnel. Jesús resucitó y volvió a encontrarse con ellos. La alegría invadió sus corazones mientras se abrazaban emocionados.
Ahora entendían que todo había sido parte del plan divino para llevar esperanza al mundo entero. Desde ese día en adelante, los discípulos continuaron compartiendo el mensaje de amor y esperanza que habían aprendido junto a Jesús. Su fe inquebrantable inspiraba a todos aquellos que escuchaban sus palabras.
Y así termina nuestra historia, niños queridos. Los discípulos demostraron que nunca debemos rendirnos ante las adversidades y siempre debemos confiar en nosotros mismos y en aquellos valores importantes que nos guían por el camino correcto.
FIN.