Los Dos Caminos de Mateo y Sus Amigos
En un tranquilo pueblo rodeado de montañas, cuatro amigos se reunieron un día en el parque. Mateo, la más aventurero del grupo, dijo: "Hoy quiero explorar el bosque. Escuché que hay dos caminos que llevan a un lago escondido. ¿Quieren venir?"
Sus amigos aceptaron emocionados. Estaba Valentina, que siempre quería asegurarse de que todo estuviera bien; Pedro, que nunca se atrevía a arriesgarse; y Luna, que era la soñadora del grupo.
"¿No deberíamos quedarnos en el sendero?" -propuso Pedro con un poco de miedo.
"Pero, ¿y si no volvemos a ver el lago?" -exclamó Luna, con sus ojos brillando de entusiasmo.
"Siento que es una buena idea, pero debemos ser cuidadosos", dijo Valentina.
Los amigos decidieron tomar el camino de la izquierda, que parecía más aventurero. Caminando, encontraron flores de todos los colores y árboles enormes. Pero pronto se dieron cuenta de que el camino se volvía más estrecho y difícil de seguir.
"¿Y si regresamos? No me gusta cómo se siente esto", propuso Valentina.
"No, quiero seguir adelante. ¡Menos excusas!" -contestó Mateo, decidido.
Tras un rato, el grupo llegó a un claro con un hermoso lago. Pero había un problema: el camino de regreso se había cubierto con ramas y hojas.
"¡Oh no! Ahora no sabemos cómo volver!" -se lamentó Luna.
"No se preocupen. Es momento de pensar en equipo. Se trata de los dos caminos, recordemos eso", dijo Mateo.
Valentina sugirió que usaran las flores como guía, mientras Pedro se encargó de ir deshaciendo las ramas. Juntos, diseñaron un nuevo camino.
Finalmente, lograron volver sanos y salvos, y aprendieron que a veces el camino menos esperado puede llevar a una aventura maravillosa, pero siempre es mejor hacerlo juntos.
"La próxima vez, elegimos el otro camino juntos", dijo Pedro, aliviado.
"Sí, juntos somos más fuertes", concluyó Mateo con una sonrisa.
Desde entonces, siempre recordaron que en la vida hay dos caminos, pero lo más importante es elegir bien y apoyarse unos a otros.
FIN.