Los duendes del campi


Había una vez una familia muy divertida compuesta por papá, mamá, Lucas y Martina. Un día decidieron hacer algo diferente y emocionante: irse al campi a pasar un fin de semana en medio de la naturaleza.

Todos estaban muy entusiasmados con la idea. Papá preparó las mochilas con todo lo necesario: comida, agua, ropa cómoda y sacos de dormir. Mamá se aseguró de llevar protector solar y repelente de insectos para proteger a todos.

Cuando llegaron al campi, quedaron maravillados con el paisaje. Había árboles altos y frondosos, flores coloridas y un río cristalino que corría cerca del lugar donde iban a acampar. -¡Qué hermoso lugar! -exclamó Martina emocionada.

-Sí, parece sacado de un cuento -respondió Lucas sonriendo. Papá montó rápidamente las carpas mientras mamá preparaba unas deliciosas hamburguesas en la parrilla portátil. Después de comer todos juntos al aire libre, decidieron explorar el campi.

Caminaron por senderos rodeados de vegetación exuberante y descubrieron animales como conejos saltando entre los arbustos e incluso pudieron ver algunos pájaros construyendo sus nidos en los árboles. De repente, escucharon unos ruiditos extraños provenientes del bosque cercano. Todos se detuvieron intrigados por aquellos sonidos misteriosos.

-¿Qué creen que sea? -preguntó Martina asustada. -No sé... tal vez sean animalitos jugando entre ellos -respondió mamá tratando de tranquilizarla. Decidieron seguir el sonido y se adentraron más en el bosque.

Mientras avanzaban, los ruiditos iban aumentando y comenzaron a escucharse risas contagiosas. Finalmente, llegaron a un claro donde encontraron un grupo de duendes jugando y riendo sin parar. -¡Miren! ¡Son duendes! -exclamó Lucas sorprendido. Los duendes eran pequeñitos, con sombreros puntiagudos y vestidos de colores brillantes.

Parecían estar pasándola muy bien juntos. La familia se acercó con cautela pero los duendes los recibieron con mucho entusiasmo. Les enseñaron juegos divertidos como saltar la cuerda con hojas secas y jugar al escondite entre los árboles.

Pasaron horas jugando y riendo junto a los duendes. La familia olvidó por completo sus preocupaciones diarias y disfrutó del momento mágico que estaban viviendo en aquel campi tan especial.

Cuando ya era hora de irse, los duendes les regalaron una bolsita llena de polvo mágico para que siempre recordaran su encuentro. Agradecidos, la familia se despidió de sus nuevos amigos prometiendo volver algún día. De regreso al campamento, todos estaban radiantes de felicidad.

-¡Qué aventura tan increíble hemos vivido hoy! -dijo papá emocionado-. Nunca olvidaremos este día en el campi junto a los duendes.

Así fue como la familia aprendió que las mejores experiencias están esperándonos cuando nos aventuramos a salir de nuestra rutina y nos abrimos a nuevas posibilidades. El campi se convirtió en su lugar favorito para escaparse los fines de semana y siempre recordaron con cariño aquel encuentro mágico con los duendes.

Y así, entre risas y juegos, la familia siguió creando recuerdos inolvidables juntos, disfrutando de la naturaleza y valorando cada momento que compartían.

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