Los Duendes Despistados y el Regalo Perdido
Érase una vez, en el taller mágico de Santa Claus, siete duendes muy traviesos y algo despistados. Era la noche anterior a Navidad, y estaban muy ocupados preparando los regalos para todos los niños del mundo. Pero había un pequeño problema: ¡habían perdido uno de los regalos más importantes!
Los duendes, cuyo nombre era Pancho, Chispa, Luli, Tito, Fifi, Nene y Pipa, se pusieron a investigar.
"¡No puede ser!" - gritó Pancho, rascándose la cabeza. "¿Dónde está el regalo de la niña Sofía? Es el que más brilla de todos!"
"Yo lo vi por aquí... o por allí... o quizás se fue de vacaciones" - dijo Chispa, dando un pequeño brinco.
"¿De vacaciones? Las cosas no se van de vacaciones, Chispa!" - respondió Luli, riendo.
"¡A mí me parece que estuvo cerca de mi caja de juguetes!" - dijo Tito, mientras buscaba entre sus cosas.
"¿O en la máquina de hacer galletas?" - sugirió Fifi, sonriendo.
Así que decidieron dividirse en grupos. Nene y Pipa irían a buscar en la máquina de galletas mientras que Pancho, Chispa, Luli y Tito revisarían la caja de juguetes.
"¡Vamonos, equipo! ¡A encontrar ese regalo!" - dijo Pancho con determinación.
Cada uno se aventuró en su búsqueda. Después de un rato, Nene y Pipa encontraron un montón de galletas de jengibre.
"¡Mmm! Estas galletas son muy ricas, pero no encontramos nada de regalos..." - dijo Nene, llenándose la boca de galleta.
Al mismo tiempo, Pancho y su grupo estaban en la caja de juguetes cuando de repente escucharon un estruendo.
"¡Ay! ¿Qué fue eso?" - exclamó Chispa. "Espero que no haya sido el regalo de Sofía!"
"¡Voy a ver!" - dijo Tito, mientras se asomaba.
Y allí estaba Santa Claus, que había entrado al taller para ayudar a los duendes.
"¡Ho, ho, ho! ¿Puedo ayudar?" - preguntó Santa, sonriendo.
"¡Santa! ¡Perdimos el regalo de Sofía!" - gritaron todos los duendes a la vez.
"¡Pero qué desastres que son!" - se rió Santa. "Vamos a buscarlo juntos, ¿qué les parece?"
Así que los duendes y Santa decidieron buscar el regalo en equipo.
"¡Fifi y Chispa!", - mandó Santa, "revisen la habitación de los renos, por si acaso se asomó por ahí!"
Mientras, Nene y Pipa se sacudían las galletas de las manos para ayudar en la búsqueda.
Después de un rato de buscar, Chispa volvió corriendo.
"¡Lo encontramos! Estaba en la bolsa de los juguetes! Yo me senté ahí y no me di cuenta!" - dijo, riendo a carcajadas.
"¡Lo sabía!" - gritó Pancho "¡Sofía va a estar tan feliz!"
Todos comenzaron a saltar de felicidad.
"¡Sí, y ahora hay que envolverlo con mucho cariño!" - dijo Luli, buscando papel de regalo.
"¡Voy a ponerle un moño gigante!" - agregó Fifi, emocionada.
Cuando terminaron de envolverlo, Santa sonrió y dijo:
"¡Gran trabajo, duendes! Recuerden, incluso si se pierden las cosas, siempre podemos encontrarlas juntos con un poco de ayuda y risas!"
"¡Eso es lo que mejor hacemos, Santa!" - gritaron los duendes al unísono. "¡Risar y ayudar!"
Y así, los duendes aprendieron que aunque a veces pueden ser un poco despistados, siempre pueden contar unos con otros para encontrar soluciones. Y, por supuesto, el regalo de Sofía llegó a tiempo, ¡con un moño gigante y todo!
Desde entonces, cada año se aseguraron de ser más organizados, y aunque a veces seguían perdiendo alguna cosa, siempre cargaban en sus corazones el valor de la amistad y el trabajo en equipo.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, pero la risa y la alegría siempre están a un solo regalo de distancia.
FIN.