Los Exploradores de la Atención



Era un día soleado en la escuela primaria San José, y los niños del tercer grado estaban sentados en sus escritorios, mirando a la maestra Lili. Ella, con su cabello rizado y su vestido colorido, intentaba explicar cómo funcionan las estaciones del año, pero algunos de sus alumnos estaban distraídos con otras cosas en el aula.

"Hoy vamos a aprender sobre las estaciones, chicos", comenzó la maestra. "¿Alguien puede decirme cuántas estaciones hay?"

Pero un grupo de niños, en la última fila, estaba murmurando.

"- Mirá, tengo un nuevo juguete", dijo Juan mientras sostenía un pequeño auto de carreras.

"- ¿Te atreves a hacer una carrera en el recreo?", le contestó Marta, completamente ajena a la clase.

La maestra Lili, al notar que la atención se desvanecía, decidió actuar. "- ¡Aventura en el aula!", exclamó con una sonrisa.

Los niños la miraron, intrigados. "- ¿Qué tal si convertimos nuestra clase en una expedición por las estaciones? Cada uno de ustedes puede elegir una estación y representar lo que ocurre en ella. ¡Así aprenderemos jugando!"

Los ojos de los niños se iluminaron.

"- ¡Sí!", gritaron al unísono.

La maestra dividió la clase en grupos. Javier decidió representar el invierno, mientras que Luisa eligió la primavera. Nadie quería ser el otoño, ya que parecía menos divertido.

"- ¡No se olviden de la naturaleza!", les recordó la maestra, refiriéndose a los árboles y las flores que podían pintar o crear con cartulinas.

Los niños se lanzaron a trabajar. Javier trajo algodón para representar la nieve, mientras que Luisa pintó un hermoso cartel lleno de flores. Todos comenzaron a prestar atención.

"- Miren, el otoño también tiene sus colores", dijo Simón, dándose cuenta de que no había representado una estación. "- Yo quiero hacer la estación de las hojas caídas. ¡Las puedo hacer de papel!"

La maestra sonrió.

Al final de la clase, los grupos presentaron sus estaciones. La maestra Lili estaba encantada con el entusiasmo de sus alumnos.

"- Hicieron un trabajo increíble. ¿Vieron cómo aprendieron sobre las estaciones creando sus propias representaciones?"

Los niños asintieron, aún llenos de energía.

"- Ahora entendemos por qué es importante prestar atención, porque con la ayuda de la maestra podemos aprender cosas divertidas. ¡Mirá lo que hicimos!", expresó Luisa, sonriendo mientras mostraba su cartel.

La maestra Lili les hizo una última pregunta. "- ¿Y qué sería de nosotros si no prestamos atención a las cosas que nos rodean?"

"- ¡Nos perderíamos un montón de cosas interesantes!", contestó Juan, con un brillo en sus ojos.

Desde ese día, los niños del tercer grado aprendieron a prestar más atención en clase no sólo por la maestra Lili, sino también por el poder de la imaginación y la creatividad. Las estaciones se volvieron fascinantes aventuras que esperaban con ansias cada vez que había una nueva lección.

Y así, en la escuela primaria San José, ya nadie dejó de prestar atención a la maestra Lili, porque aprendieron que la magia de las explicaciones podía llevarlos a un viaje que nunca imaginaron.

FIN.

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