Los Exploradores de Palma
En una ciudad llena de edificios y callejones, un grupo de amigos se estaba preparando para un día muy especial: ¡explorar su ciudad como nunca antes! Maxi, Sofi, Lucas y Tali se reunieron temprano en la plaza principal.
"¿Están listos para la aventura?", preguntó Maxi, con los ojos brillantes de emoción.
"Sí, nos espera un montón de cosas por descubrir!", respondió Sofi, mientras señalaba un mapa que había conseguido.
"Yo quiero encontrar cosas raras y sorprendentes", dijo Lucas, moviendo los dedos como si estuvieran buscando algo mágico.
"No se olviden de sus cuadernos para dibujar lo que vean", recordó Tali, siempre organizada con su mochilita llena de lápices y hojas en blanco.
Los niños se lanzaron a la aventura, guiados por su curiosidad. Mientras caminaban por el centro de Palma, se encontraron con un hermoso edificio antiguo, cubierto de enredaderas.
"Miren eso, hay flores creciendo en las paredes!", exclamó Sofi.
"¡Eso es genial!", dijo Lucas. "¿Sabían que las plantas ayudan a limpiar el aire?"
"Sí!", agregó Tali, mientras hacía un dibujo de las flores. "Pero también son muy bellas."
Continuaron su recorrido y llegaron a una fuente en una plaza. El agua brillaba al sol y el sonido era relajante.
"¿Escuchan eso? El agua suena como una canción", comentó Maxi. "Deberíamos escribir una poesía sobre esto."
"Bárbaro! Vamos a hacer un poema juntos", sugirió Sofi.
Así, inspirados por la belleza de la fuente, comenzaron a escribir su pequeño poema, mezclando palabras sobre el agua, el sol y la alegría. Luego de algunos minutos, uno de ellos tuvo una idea.
"¡Deberíamos grabar el sonido del agua!", dijo Lucas emocionado.
Se pusieron creativos y decidieron usar el celular de Sofi para grabar. Con risas y alegría, volvieron a la caminata.
Al seguir explorando, se toparon con un callejón pintoresco lleno de murales.
"¡Esto es arte!", exclamó Tali.
"Miren las formas feas y raras que hay, parecen monstruos divertidos", se rió Lucas.
"Eso me inspira a pintarle un sombrero a un monstruo", dijo Sofi mientras invitaba a los demás a agregar sus ideas.
Poco a poco, encontraron diferentes tipos de materiales: algunas paredes estaban hechas de ladrillos, otras de madera, y una en particular, de azulejos coloridos.
"Es como un arcoíris!", gritó Maxi. "Hay tantos colores, cada uno cuenta una historia diferente."
"¡Podríamos hacer un mural juntos!", sugirió Lucas. "Traigamos spray y pintemos algo en esta pared."
Pero cuando se acercaron a la pared de azulejos, se dieron cuenta de que estaba adornado por una familia que siempre pasaba por ahí. La señora de la familia preguntó:
"¿Les gustaría participar en nuestro proyecto de mural? Tenemos una idea para un mural que incluye a todos los niños del barrio!"
Los niños se miraron entre sí, sorprendidos y emocionados.
"¡Sería increíble!" responded Tali.
"Contemos nuestras historias y hagamos un mural sobre nosotros", agregó Sofi.
Luego de unas horas de trabajo en el mural, el grupo ahora incluía a otros niños del barrio. Todos aportaron ideas y colores hasta que el mural cobró vida, reflejando el espíritu de la comunidad.
Entre risas y colores, Maxi, Sofi, Lucas y Tali aprendieron que explorar la ciudad se trataba de mucho más que descubrir cosas nuevas; se trataba de compartir, crear juntos y disfrutar de la diversidad que los rodeaba.
Cuando se dieron cuenta de que el sol comenzaba a ponerse, decidieron volver a casa, pero con el corazón lleno de historias y su cuaderno repleto de dibujos y palabras.
"¡Hoy fue un gran día!", afirmó Maxi.
"¡Y el mejor proyecto de todos fue este mural! ”, dijo Tali, llena de orgullo.
"No puedo esperar a contarle a mis papás lo que hicimos!", comentó Lucas.
"Yo tampoco!", terminó Sofi, imaginando todo lo que vendría.
Y así, con sonrisas en el rostro y un mural que contaba su historia, decidieron que ese sería solo el comienzo de muchas más aventuras juntos en su bella ciudad de Palma.
FIN.