Los Gatitos y el Gran Ratón Escurridizo



En una pequeña casa de campo, vivían tres adorables gatitos: Luna, el más curiosa; Tigre, el más valiente; y Nube, el más ingenioso. Un día, mientras jugaban bajo el sol, escucharon un chirrido en la cocina.

"¿Qué fue eso?" - preguntó Luna, levantando las orejas.

"¡Seguramente es un ratón!" - exclamó Tigre, saltando con emoción.

"¡Vamos a atraparlo!" - propuso Nube, pensando en un plan.

Los tres amigos comenzaron su aventura de caza. Salieron sigilosos hacia la cocina, siguiendo el sonido del chirrido. Al llegar, vieron al pequeño ratón, que movía su colita con gracia mientras picoteaba unas migas de pan.

"¡Allá está!" - susurró Tigre.

"¡No lo espanten!" - dijo Nube. "Necesitamos un plan inteligente."

Nube, que siempre había sido el más estratégico del grupo, decidió que necesitaban hacer un trampa. Juntaron una caja, un poco de cuerda, y unas cuantas semillas como cebo.

Mientras trabajaban en su trampa, Luna comenzó a distraerse, fijándose en un rayo de sol que brillaba en el suelo.

"Miren, ¡la luz!" - saltó con alegría, olvidando por un momento su misión.

"¡Concéntrate, Luna!" - le recordó Tigre, que ya estaba ansioso por atrapar al ratón.

Finalmente, después de mucho trabajo y risas, lograron preparar la trampa.

"¡Listo!" - dijo Nube mientras colocaba la última semilla.

"Ahora sólo tenemos que esperar." - añadió Tigre.

Se escondieron en la esquina de la cocina y esperaron pacientemente. Después de un rato, el ratón apareció nuevamente, olfateando las semillas. Cuando se acercó a la caja, Nube le dijo en voz baja:

"¡Ahora!"

Pero justo cuando estaban a punto de atrapar al ratón, algo inesperado sucedió. El ratón no se asustó; en cambio, miró a los gatitos con curiosidad.

"¿Por qué me quieren atrapar?" - preguntó el ratón, parándose en dos patas.

"Porque... porque eres un ratón, y somos gatos" - se defendió Tigre, algo confundido.

"¡Pero yo solo busco comida para mi familia!" - explicó el ratón. "Si quieren, puedo compartir con ustedes."

Los gatitos se miraron entre ellos. Nunca habían pensado en eso.

"¿Compartir? ¿No es más divertido cazar?" - Luna preguntó, intrigada.

"A veces es mejor ayudar que cazar" - dijo Nube. "Podríamos hacer un trato. Tú nos enseñas a encontrar comida, y nosotros te ayudamos a estar a salvo de otros peligros."

"¡Eso suena genial!" - dijo el ratón, emocionado. "¡Soy Max, por cierto!"

"Yo soy Tigre, ella es Luna y él es Nube" - se presentó Tigre, un poco avergonzado por haber querido atrapar al nuevo amigo.

Desde ese día, los gatitos y el ratón se hicieron amigos inseparables. Max les mostró todos los lugares donde podía encontrar comida y, a cambio, los gatos les ayudaron a mantener alejados a otros gatos más grandes.

Un día, mientras exploraban juntos, Max llevó a sus amigos a un campo lleno de semillas especiales.

"Miren cuántas hay aquí. ¡Se pueden preparar deliciosos platillos!" - dijo Max, saltando feliz.

"¡Guau! Nunca imaginamos que había tanto para compartir" - dijo Luna, llena de entusiasmo.

Los gatitos aprendieron que a veces trabajar juntos y compartir era mucho más divertido que atrapar. Con cada nuevo día, su amistad crecía, y siempre encontraban nuevas maneras de vivir aventuras juntos.

Al final, los tres gatitos entendieron que aunque cada uno tenía sus propias habilidades, la verdadera fuerza radicaba en la amistad y el trabajo en equipo.

"Vamos a seguir aventurándonos, pero siempre juntos como amigos" - concluyó Nube, y todos estuvieron de acuerdo.

Así, Luna, Tigre y Nube recordaron cada vez que oían un chirrido, que no tenían que cazar, sino disfrutar de la compañía de su nuevo amigo Max.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!