Los gatos compartidos
Había una vez en un jardín encantado dos gatos llamados Tomás y Luna. Ellos eran muy buenos amigos, pero siempre peleaban por la comida que encontraban en el jardín.
Cada vez que se encontraban con algo sabroso, como un pedazo de pescado o una lata de atún, ambos querían ser los únicos en disfrutarlo. Un día, mientras discutían sobre quién debería quedarse con un delicioso plato de pollo asado, apareció un hada mágica.
Los gatos estaban tan sorprendidos que dejaron de pelear y observaron a la hada con curiosidad. El hada les dijo: "¿Por qué están peleando por la comida? Si compartieran, podrían tener más felicidad y amistad".
Los gatos no entendieron lo que ella quería decir al principio, pero ella les explicó pacientemente: "Si cada uno toma solo lo que necesita para saciar su hambre, tendrán suficiente para compartir". Tomás y Luna se miraron entre sí sin saber qué hacer.
Nunca habían pensado en compartir antes. Pero después de reflexionar sobre las palabras del hada decidieron darle una oportunidad. "Está bien", dijo Tomás. "Intentemos compartir". "De acuerdo", respondió Luna emocionada.
Los dos gatos dividieron el plato de pollo asado por la mitad y comenzaron a comer juntos. Descubrieron que era mucho más divertido compartir su comida en lugar de competir por ella. Después de terminar su cena compartida, los dos gatos se sintieron muy felices y satisfechos.
La experiencia les enseñó a ser más considerados y amables el uno con el otro. A partir de ese día, siempre compartieron su comida y nunca volvieron a pelear. La historia de Tomás y Luna es un gran ejemplo para todos nosotros.
A veces, podemos pensar que tener más es mejor, pero la verdad es que compartir nos hace sentir mucho más felices y satisfechos.
Al igual que los gatos descubrieron, cuando compartimos lo que tenemos, no solo hacemos felices a los demás sino también a nosotros mismos.
FIN.