Los gatos curiosos
Había una vez en una animada ciudad, un grupo de gatos callejeros que se divertían jugando en un callejón. Saltaban, corrían y se perseguían entre ellos, completamente felices. Un día, mientras estaban en plena diversión, una chica caminaba distraídamente por el callejón y, como los gatos estaban tan concentrados en su juego, no la vieron venir. Los gatos chocaron con ella, haciendo que la pobre chica tropezara y cayera al suelo.
- Ay, ¿pero qué ha pasado? -exclamó la chica sorprendida y un poco asustada, pero al notar que eran simplemente unos traviesos gatitos callejeros, su expresión cambió a una sonrisa comprensiva. Al verla sonreír, los gatitos se acercaron tímidamente, esperando que la chica no estuviera enojada con ellos.
La chica se levantó, sacudiéndose el polvo y mirando a los gatos con ternura. - No se preocupen, amigos, fue solo un pequeño accidente. No pasa nada —les dijo con amabilidad. Los gatos, al escuchar las palabras amables de la chica, sintieron un gran alivio y, moviendo sus colitas, le dieron las gracias con su lenguaje felino.
Desde ese día, los gatos callejeros no dejaban de recordar el momento en que la chica los perdonó. Estaba claro que la amabilidad de la chica había dejado una huella en ellos. Así que, decidieron devolverle el gesto de alguna manera.
Los gatos observaron a la chica desde lejos, asegurándose de que estuviera segura y protegiéndola en silencio. Si veían que ella necesitaba ayuda, corrían a su lado para darle ánimo con sus ronroneos y su compañía. La chica comenzó a notar la presencia de los gatos y, aunque al principio le sorprendió, pronto les tomó cariño.
Con el tiempo, la chica decidió ser voluntaria en un refugio de animales, donde cuidaba de gatos callejeros como aquellos que se habían chocado con ella. Los gatos, felices de ver cómo la chica extendía su corazón para ayudar a otros animales como ellos, se sintieron orgullosos de haberle devuelto la amabilidad que les había mostrado.
Y así, gracias al encuentro fortuito entre la chica y los gatos, se formó un lazo de cariño y comprensión que benefició a ambos. Los gatos encontraron una amiga y protectora, y la chica encontró una forma especial de dar amor a los animales necesitados.
FIN.