Los Gnomps de la Llanura Encharcada


Había una vez en los bosques de Las Navas de la Concepción, un grupo de simpáticos seres llamados Gnomps. Vivían en cuevas y entre las raíces de los grandes árboles. Tenían orejas picudas, vestían con hojas preparadas en forma de camisa y pantalón, y llevaban un sombrero que les protegía del sol.

Un día, los Gnomps descubrieron que la llanura cercana estaba encharcada. Esto les preocupaba, ya que el agua amenazaba con inundar su hogar. Decidieron buscar a alguien que les ayudara, pero ninguno de los animalitos del bosque podía resolver su problema. Fue entonces que recordaron a la sabia lechuza que vivía en lo alto del gran roble. Decidieron pedirle consejo.

- ¡Hola, oh sabia lechuza! -exclamó uno de los Gnomps al llegar al gran roble donde habitaba la lechuza.

- Buenas tardes, amigos Gnomps -respondió la lechuza con su voz suave y sabia-. ¿En qué puedo ayudarles?

Los Gnomps le contaron su problema y la lechuza les dijo que conocía a alguien que podría ayudarlos: el viejo caracol Sabino. Pronto, el caracol llegó arrastrándose lentamente y escuchó el pedido de ayuda. Pensó por un momento y luego propuso algo inesperado.

- Podríamos cavar un canal para desviar el agua lejos de vuestras cuevas, pero necesitaremos la ayuda de todos los habitantes del bosque -dijo el viejo caracol con determinación.

Los Gnomps y los demás animales del bosque se unieron en una gran labor colectiva. Los castores cortaron árboles para construir compuertas, los conejos cavaron la tierra, los pájaros llevaron piedras y los erizos hicieron ruedas con ramas para transportar materiales. Trabajaron sin descanso durante días, hasta que finalmente el canal estuvo listo.

El agua comenzó a fluir lejos de las cuevas de los Gnomps, y estos no podían estar más agradecidos. Todos celebraron con una gran fiesta en el bosque, donde cada animalito compartió algo que habían preparado, desde deliciosas bayas hasta dulces hechos con miel.

Desde ese día, los Gnomps aprendieron que trabajando juntos podían superar cualquier desafío. Se convirtieron en ejemplo de solidaridad y cooperación para todos en el bosque, y su amistad con los demás animales se fortaleció aún más.

Y así, gracias a su esfuerzo colectivo y a la ayuda de la sabia lechuza y el viejo caracol Sabino, los Gnomps lograron mantener su hogar a salvo de las aguas de la llanura encharcada, enseñándonos a todos la importancia de trabajar en equipo para superar los obstáculos.

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