Los Guardianes de Huaraz
En un hermoso valle rodeado de montañas, donde el cielo parecía sonreír con cada amanecer, vivía una niña llamada Sofía. Sofía era curiosa y valiente, siempre explorando cada rincón de su casa en Huaraz. Un día, mientras caminaba por la colina, encontró un viejo mapa cubierto de polvo. Intrigada, lo limpió y vio que era un mapa topográfico de la región. En ese momento, decidió que quería ser topógrafa, ¡como su papá!
Sofía corrió a casa donde su papá estaba trabajando en su escritorio.
"¡Papá, mirá lo que encontré! Es un mapa topográfico. ¿Podés enseñarme sobre él?"
Su papá sonrió.
"Claro, Sofía. Un mapa topográfico nos ayuda a entender cómo se ven las tierras, las montañas, los ríos y otros elementos del paisaje. Cada línea en el mapa representa diferentes alturas y distancias."
Sofía miraba los detalles.
"¿Y cómo se hace uno?"
"Los topógrafos como yo recorremos el terreno, medimos y dibujamos lo que vemos. Sin embargo, es muy importante cuidar de nuestro entorno mientras trabajamos, porque la tierra nos da mucho, pero también la debemos cuidar".
Un día, mientras caminaban por el hermoso Parque Nacional Huascarán, Sofía y su papá notaron algo extraño. Había más basura de lo habitual. Sofía se preocupó.
"Papá, no me gusta ver esto. Dañan el lugar que tanto amamos".
"Es cierto, cariño. Tienes razón. Debemos hacer algo. ¿Qué te parece si este fin de semana organizamos una limpieza? Invitemos a nuestros amigos y familiares".
Sofía sintió que el corazón le daba un brinco de alegría. ¡Era una gran idea! Más allá de querer ser topógrafa, también quería ser una guardiana del medio ambiente. Esa noche, soñó con un futuro donde la tierra estuviera limpia y hermosa.
El fin de semana llegó rápidamente. Sofía y su papá se levantaron temprano. El parque estaba tan hermoso como lo recordaba, pero la basura seguía ahí. Reunieron a sus amigos, Daniel y Ana, y con muchos guantes y bolsas comenzaron a trabajar.
"¡Miren esto!", dijo Daniel mientras levantaba una botella.
"¿Quién puede creer que alguien dejara esto aquí?" añadió Ana.
Sofía, con una gran sonrisa, dijo:
"Gracias a estos esfuerzos vamos a hacer que Huaraz brille una vez más. ¡No se rindan!"
Mientras trabajaban, Sofía tuvo una idea.
"¿Qué les parece si hacemos una presentación sobre la importancia de cuidar nuestro medio ambiente y le llevamos a la escuela?"
Los amigos aprobaron con entusiasmo. Con el paso del tiempo, no solo limpiaron el parque, sino que también aprendieron sobre las montañas, los ríos y la fauna de la región. Todo mientras hacían su mágica tarea de topografiar cada rincón del bosque que limpiaban.
Después de semanas de trabajo, llegó el momento de su presentación. La maestra, sorprendida por sus investigaciones, aplaudió su esfuerzo.
"¡Es increíble todo lo que han hecho y aprendido!" les dijo.
Sofía se sintió orgullosa.
"Ahora somos guardianes de Huaraz. ¡Y seguiremos cuidando nuestro hogar!"
Con el tiempo, no solo sus amigos, sino otros niños de la escuela se unieron a su causa. Las historias sobre sus limpiezas se hicieron muy populares, y pronto otros grupos en la ciudad comenzaron a imitar su ejemplo.
Sofía aprendió que ser topógrafa era más que solo recorrer tierras; era conocer y cuidar las maravillas de la naturaleza. Así, con su corazón lleno de pasión, se convirtió en una verdadera guardiana de Huaraz, inspirando a otros a amar y proteger la tierra que todos compartían.
Y desde ese día, cada línea en los mapas que dibujaba siempre recordaba a todos que era fundamental cuidar lo que amaban, porque la tierra también necesitaba guardianes.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.