Los Guardianes de la Escuela



Era un día soleado en la Escuela Secundaria del barrio, donde un grupo de amigos se reunía todos los días para aprender y jugar. Freeman, Moisés, Jaudiel, Kender, Diana, Yoneyling, Fátima y Tamara eran los mejores amigos, y juntos compartían un secreto: eran los Guardianes de la Educación.

Un día, mientras estaban en el recreo, escucharon rumores de que una sombra misteriosa estaba rondando por la escuela, robando colores de los dibujos y los productos escolares. Los chicos se miraron entre sí, preocupados por lo que podía significar.

"-¿Y si la sombra roba también nuestros conocimientos?" sugirió Tamara.

"-¡No lo permitiré!" exclamó Diana, decidida.

"-¡Vamos a investigar!" propuso Moisés, entusiasmado.

Los amigos se pusieron en marcha, armados con sus lápices y cuadernos. Al principio, buscaron en los pasillos, pero no había rastro de la sombra. En cambio, encontraron a un chico nuevo, que parecía triste y solo.

"-Hola, soy Yoneyling. ¿Te gustaría jugar con nosotros?" le preguntó con una gran sonrisa.

"-Soy Alex, y no sé cómo jugar. Acabo de llegar a la ciudad y me siento un poco perdido," respondió el chico nuevo.

Kender, que era muy amable, dijo: "-No te preocupes, todos hemos sido nuevos alguna vez. Vení, te mostraremos nuestra escuela y te enseñaremos a jugar."

Mientras tanto, Jaudiel, que siempre tenía una idea brillante, sugirió: "-Y si le mostramos también lo que hacemos para ser Guardianes de la Educación. Necesitamos encontrar a la sombra y devolver los colores."

Decididos a ayudar a Alex, el grupo lo llevó a una clase de arte, donde encontraron a los demás compañeros preocupados. Freeman, siempre con una mente rápida, propuso: "-Si la sombra roba colores, quizás necesitamos una forma de llenar estos espacios vacíos con algo especial que venga de nosotros. ¡Podemos combinar nuestros talentos!"

Y así, comenzaron a trabajar. Cada uno aportó algo diferente: Moisés trajo su amor por la música, Kender sus habilidades para escribir, Diana sus conocimientos de matemáticas y así, cada uno aportó lo mejor de sí. Mientras trabajaban juntos, la sombra seguía acechando.

"-Lo tenemos, lo tenemos!" gritó Fátima, cuando descubrieron que el color que faltaba no era solo visual, sino también emocional. "-Si compartimos nuestras historias y nos ayudamos unos a otros, los colores volverán."

Con esta idea en mente, organizaron una gran presentación en la escuela. Invitaron a todos los alumnos a compartir algo especial que hubiera aprendido o que le apasionara. El día llegó y la presentación fue un éxito. Risas y cuentos llenaron el aire, y lo mejor de todo, los colores comenzaron a regresar lentamente a los dibujos de la clase.

Al final del día, la sombra apareció. Era una figura oscura, pero cuando se acercó a los chicos, su forma comenzó a desvanecerse. Era el miedo y la inseguridad que sentían los nuevos alumnos al llegar.

"-No hay nada que temer. ¡Aquí estás bien!" dijo Jaudiel, extendiendo su mano hacia la sombra.

Al tocarla, la sombra se iluminó y se convirtió en una lluvia de colores.

"-Gracias por no tener miedo de compartir. Juntos somos más fuertes," dijo Alex, con una gran sonrisa.

Desde ese día, la escuela se convirtió en un lugar aún más especial, y Alex fue aceptado en el grupo, convirtiéndose en un Guardián de la Educación más. Aprendieron que la educación va más allá de los libros, se trata de compañerismo, compartir y ayudar a los demás.

Y así, Freeman, Moisés, Jaudiel, Kender, Diana, Yoneyling, Fátima, Tamara y Alex siguieron adelante, siempre dispuestos a cuidar los valores de amistad y cooperación en su querida escuela. Como verdaderos Guardianes de la Educación, se comprometieron a llenar de colores y enseñanzas su mundo y el de los demás.

FIN.

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