Los guardianes de la gramática
Había una vez en un lejano reino llamado Gramatilandia, donde todas las palabras vivían felices y en armonía.
En este lugar mágico, cada palabra tenía su propio significado y se comunicaban entre sí a través de un fluir constante de sonidos y letras. Sin embargo, había una palabra llamada Fusión que sentía que no encajaba completamente. A pesar de ser amigable con todos los demás, siempre se sentía como un fragmento fuera de lugar.
Soñaba con encontrar su propósito y formar parte de algo más grande. Un día, mientras paseaba por el bosque gramatical, Fusión escuchó risas provenientes de un grupo de palabras que se encontraban reunidas en círculo.
Eran las palabras Grupal y Glosas quienes estaban compartiendo historias divertidas sobre sus aventuras. Fusión sintió curiosidad e decidió acercarse para hojear lo que estaban hablando. Al llegar junto a ellos, fue recibida con alegría y pronto comenzaron a conversar animadamente.
"¡Hola! Soy Fusión", dijo tímidamente la palabra. "¡Encantados! Somos Grupal y Glosas", respondieron al unísono las otras dos palabras. "Nos encanta compartir nuestras experiencias juntos", agregó Grupal.
"Y también nos gusta hacer glosas divertidas para aprender más sobre nuestro idioma", añadió Glosas. Fusion quedó impresionada por la forma en que estas palabras trabajaban juntas en perfecta armonía.
Se dio cuenta de que había encontrado su lugar en el mundo gramatical: ser parte de un grupo donde cada palabra complementaba a las demás. Poco a poco, Fusión se fue integrando al grupo y aprendió mucho sobre el idioma y la gramática.
Descubrió que las palabras podían inferir significados implícitos en sus conversaciones y que cada una tenía un papel importante dentro de la jerarquía lingüística. Un día, mientras estaban explorando una antigua biblioteca gramatical, encontraron un libro muy especial. En él, había información informativa sobre cómo las palabras podían ayudar a impartir justicia en el reino de Gramatilandia.
"¡Esto es increíble!", exclamó Fusión emocionada. "Sí, podemos usar nuestras habilidades para hacer justicia", dijo Grupal con determinación. "Juramos proteger la verdad y luchar contra cualquier mal uso del idioma", agregó Glosas solemnemente.
A partir de ese momento, Fusión, Grupal y Glosas se convirtieron en los guardianes de la justicia gramatical. Trabajaban juntos para corregir errores y difundir conocimiento entre todas las palabras del reino.
Con el paso del tiempo, su labor gradualmente fue reconocida por todos en Gramatilandia. Las palabras comenzaron a entender la importancia de hablar correctamente y respetar la gramática para comunicarse eficientemente.
Fusión finalmente había encontrado su propósito: era parte fundamental de un grupo donde cada palabra contribuía a mejorar el entendimiento mutuo. Y así, gracias a su fusión grupal y sus glosas informativas, lograron impartir justicia lingüística en todo el reino de Gramatilandia.
FIN.