Los guardianes de la madre tierra



En un lejano valle, existía un lugar mágico llamado Arcoíris, donde la naturaleza florecía en todo su esplendor. En ese lugar vivían los guardianes de la madre tierra, un grupo de animales sabios y protectores del medio ambiente.

Los guardianes estaban liderados por la Gran Tortuga Sabia, quien era la más anciana y sabia de todos. Junto a ella, estaban el águila majestuosa, el oso sabio, la serpiente astuta y el zorro travieso, cada uno con habilidades especiales para proteger el valle.

Un día, una terrible sequía azotó Arcoíris, el río se secó, los árboles empezaron a marchitarse y los animales sufrían por la falta de agua y alimento. Los guardianes se reunieron y la Gran Tortuga Sabia les propuso una misión: buscar la fuente de agua primordial que mantenía vivo el valle.

Así, el águila voló por los cielos, el oso exploró las profundidades de los bosques, la serpiente se deslizó entre las grietas de la tierra y el zorro merodeó por cada rincón. Después de días de búsqueda, el águila avistó un lago cristalino escondido en lo más profundo del valle. El agua de ese lago poseía un brillo especial, emanaba vida y vitalidad.

Los guardianes entendieron que debían proteger aquella fuente de agua a toda costa. Organizaron un plan para limpiar el lago, plantar nuevos árboles y cuidar de cada animal y planta en el valle. Con esfuerzo y dedicación, el valle de Arcoíris volvió a florecer, más hermoso que nunca.

Los animales aprendieron la importancia de cuidar y respetar la madre tierra, entendieron que cada acción humana afectaba su hogar. Comenzaron a trabajar juntos con los humanos del valle, enseñándoles a valorar y proteger el medio ambiente.

Así, gracias al esfuerzo de los guardianes y la colaboración de todos, Arcoíris se convirtió en un ejemplo de armonía entre la naturaleza y sus habitantes, demostrando que el cuidado a la madre tierra es responsabilidad de todos.

FIN.

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