Los guardianes de la magia



Había una vez en un bosque encantado, cinco amiguitos muy especiales: Uno, Dos, Tres, Cuatro y Cinco. Ellos vivían en casitas de colores brillantes alrededor de un lago cristalino.

Cada uno de ellos tenía habilidades únicas que los hacían especiales. Un día, el señor Conejo les pidió ayuda para encontrar las piedras mágicas que estaban escondidas en el bosque.

"¡Amiguitos, necesito su ayuda! Las piedras mágicas se han perdido y sin ellas el bosque perderá su magia", les dijo con preocupación. "¡No te preocupes, señor Conejo! Nosotros encontraremos las piedras mágicas", exclamaron al unísono los amiguitos. Uno era muy bueno siguiendo pistas por lo que encontró la primera piedra detrás de un árbol grande.

Dos era experto en escalar por lo que subió a lo más alto de una montaña y descubrió la segunda piedra brillando entre las rocas.

Tres tenía una vista aguda y vio destellos bajo el agua del lago donde estaba la tercera piedra. Cuatro era muy valiente y entró a una cueva oscura donde halló la cuarta piedra resplandeciendo en la penumbra.

Y Cinco era muy rápido corriendo así que logró atrapar a una ardilla traviesa que tenía escondida la última piedra. Con todas las piedras mágicas reunidas, el bosque volvió a llenarse de luz y color. El señor Conejo les agradeció emocionado por haber salvado la magia del lugar.

"¡Son unos verdaderos héroes! Gracias a ustedes, nuestro hogar está a salvo", les dijo con alegría. Los amiguitos celebraron con una fiesta donde bailaron al ritmo de las hojas movidas por el viento y cantaron canciones junto a los pájaros del bosque.

Desde ese día, Uno, Dos, Tres, Cuatro y Cinco supieron que juntos podían lograr cualquier cosa. Aprendieron que cada uno tenía talentos diferentes pero trabajando en equipo eran imparables.

Y así termina esta historia de amistad y aventuras en el bosque encantado donde los números del 1 al 5 demostraron que la diversidad es maravillosa y juntos pueden hacer cosas extraordinarias.

FIN.

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