Los Guardianes de la Naturaleza
Había una vez, en un hermoso bosque, un ratón muy curioso llamado Mateo y un perezoso muy tranquilo llamado Simón. Ambos eran grandes amigos y siempre estaban juntos, explorando el mundo que los rodeaba.
Un día, mientras caminaban por el bosque, vieron algo brillante a lo lejos. Se acercaron con mucha curiosidad y descubrieron que era una ciudad llena de luces y edificios altos. Mateo quedó maravillado ante la vista de tantas cosas nuevas por descubrir.
"¡Simón! ¡Tenemos que ir a explorar esa ciudad!"- exclamó Mateo emocionado. Pero Simón no estaba tan entusiasmado como su amigo. Él prefería pasar sus días durmiendo en las ramas de los árboles y disfrutar de la tranquilidad del bosque.
"Mateo, ¿estás seguro? La ciudad puede ser ruidosa y abrumadora"- dijo Simón preocupado. Pero Mateo ya había tomado una decisión: quería conocer la ciudad sin importar qué. Así que convenció a Simón para embarcarse en esta aventura juntos.
Cuando llegaron a la ciudad, se encontraron con muchas personas apresuradas caminando sin prestar atención al mundo que las rodeaba. Los autos pasaban rápidamente por las calles y los rascacielos parecían tocar el cielo.
Mateo se sentía abrumado por todo aquel movimiento pero estaba decidido a disfrutar de su día en la ciudad. Decidió subirse al hombro de Simón para tener una mejor vista del lugar.
"¡Qué emoción, Simón! ¡Estoy seguro de que encontraremos cosas increíbles aquí!"- exclamó Mateo. Pero mientras caminaban por las calles, se dieron cuenta de que había mucha basura en el suelo. Esto entristeció a Mateo, quien siempre había vivido en un ambiente limpio y ordenado. "Simón, esto no está bien.
Tenemos que hacer algo para ayudar a mantener la ciudad limpia"- dijo Mateo con determinación. Simón pensó por un momento y tuvo una idea brillante.
Decidieron recolectar toda la basura que encontraran en su camino y depositarla en los contenedores adecuados. Fueron tan eficientes en su tarea que incluso llamaron la atención de algunos vecinos, quienes se unieron a ellos para limpiar la ciudad. La noticia se extendió rápidamente y pronto toda la comunidad participaba en esta tarea.
La ciudad comenzó a lucir más hermosa cada día gracias al esfuerzo conjunto de todos sus habitantes. Mateo y Simón estaban felices de haber hecho algo bueno por la ciudad.
Pero también extrañaban su hogar en el bosque y decidieron regresar, llevando consigo el mensaje de cuidar el medio ambiente. Cuando llegaron al bosque, compartieron su experiencia con todos los animales del lugar.
Juntos formaron un grupo llamado "Los guardianes del bosque" cuya misión era cuidar y proteger el entorno natural. Desde ese día, Mateo aprendió a apreciar tanto las maravillas del bosque como las experiencias emocionantes de la ciudad.
Y Simón descubrió lo gratificante que puede ser salir de su zona de confort para ayudar a los demás. Y así, la amistad entre el ratón curioso y el perezoso tranquilo se fortaleció aún más, demostrando que juntos pueden lograr grandes cosas y hacer del mundo un lugar mejor para vivir.
FIN.