Los Guardianes de la Primavera



En un pequeño pueblo rodeado de naturaleza, un grupo de niños llamados Sofía, Tomás, Lucía y Juanito se encontraban aburridos en un caluroso día de finales de invierno.

Decidieron aventurarse en el bosque cercano en busca de algo emocionante para hacer. Al adentrarse en el bosque, los niños notaron que algo era diferente. Las ramas estaban llenas de brotes verdes y coloridas flores comenzaban a abrirse camino entre la hojarasca del suelo.

¡Habían descubierto la primavera! -¡Miren chicos, todo está floreciendo! -exclamó Sofía emocionada. -¡Es hermoso! Nunca había visto tantos colores juntos -dijo Lucía maravillada. Los niños decidieron explorar más a fondo y descubrieron un prado lleno de margaritas y mariposas revoloteando a su alrededor.

Se sentaron juntos en círculo y disfrutaron del espectáculo natural que tenían frente a ellos. De repente, escucharon un ruido proveniente detrás de unos arbustos.

Con valentía, se acercaron sigilosamente y descubrieron a una familia de conejos jugando entre las flores. Los niños observaron maravillados cómo los conejitos saltaban y correteaban felices por el prado. -¡Son tan tiernos! Quisiera poder jugar con ellos -susurró Juanito sin apartar la mirada de los conejitos.

Entonces, Tomás tuvo una brillante idea: construir una casita para los conejitos con ramas y hojas secas. Todos los niños se pusieron manos a la obra y juntos crearon una pequeña casa acogedora para sus nuevos amiguitos animals.

Al terminar, se escondieron tras unos matorrales para observar la reacción de los conejos al encontrar su nueva casita. Los animalitos olfatearon curiosos e inspeccionaron cada rincón antes de entrar corriendo jubilosos a jugar dentro.

Los niños no podían contener la emoción al ver lo felices que estaban los conejitos en su nuevo hogar. Fue entonces cuando comprendieron lo especial que era poder ayudar a otros seres vivos y compartir la belleza de la primavera con ellos.

Con el corazón rebosante de alegría, regresaron al pueblo mientras el sol comenzaba a ponerse en el horizonte. Habían vivido una jornada inolvidable llena de sorpresas, amistad y solidaridad hacia todos los seres vivientes que habitaban aquel mágico bosque primaveral.

Desde ese día, los cuatro amigos visitaban regularmente a los conejitos para jugar juntos y disfrutar del renacer constante que traía consigo la llegada de la primavera año tras año.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!