Los Guardianes de la Tolerancia y la Amistad



En una pequeña ciudad llamada Villa Monumento, se alzaban dos monumentos olvidados: Bap, un árbol centenario, y Tori, una estatua de bronce representando a una niña leyendo un libro. Ambos se sentían tristes y solitarios, deseando ser recordados por la gente. Una noche, mientras la luna brillaba en lo alto, un extraño resplandor los envolvió y, de repente, cobraron vida. Bap y Tori se miraron sorprendidos, pero pronto descubrieron que ahora podían moverse y hablar. Emocionados por su nueva realidad, decidieron usar sus nuevos poderes para hacer el bien en la ciudad.

Ambos se dieron cuenta de que los niños de Villa Monumento no se llevaban bien entre ellos. Había mucho bullying en la escuela y poca tolerancia hacia las diferencias. Bap y Tori decidieron que era su misión cambiar eso. Una mañana, cuando los niños llegaron a la plaza principal, se encontraron con una escena maravillosa: Bap estaba repleto de libros y Tori los rodeaba, animando a todos a leer y explorar nuevos mundos a través de las páginas. Los niños se acercaron con sorpresa, pero la curiosidad pronto los impulsó a tomar un libro y sumergirse en su lectura. Bap y Tori sonreían con alegría.

Días después, los chicos comenzaron a notar cambios en sus actitudes. Hablaban con aquellos a los que antes ignoraban, compartían sus intereses y, lo más importante, practicaban la tolerancia. Bap y Tori se sentían felices viendo como su esfuerzo daba frutos. Pero sabían que aún debían involucrar a los más reacios.

Fue entonces cuando un problema surgió. Un nuevo monumento había sido erigido en la ciudad, una estatua representando la diversidad cultural, pero los niños lo vandalizaron con grafitis y malas palabras. Bap y Tori se pusieron tristes al ver el desprecio hacia la nueva incorporación a la ciudad. Decidieron actuar con determinación. Tomaron la noche como aliada y, con sus nuevas habilidades, hablaron en sueños con los niños, mostrándoles la importancia de respetar las diferencias y aceptar a quienes son distintos a ellos. Al despertar, los chicos se sintieron extrañamente conmovidos por el mensaje de Bap y Tori, y se dispusieron a limpiar y embellecer el nuevo monumento como signo de respeto y amistad.

La noticia de este gesto ejemplar rápidamente se extendió por la ciudad. Los adultos, sorprendidos, empezaron a prestar más atención a Bap y Tori, ahora conscientes del impacto positivo que estaban teniendo en los niños y en la comunidad. Los monumentos olvidados se convirtieron en símbolos de tolerancia, amistad y amor por la lectura en Villa Monumento.

Y así, Bap y Tori continuaron su labor, inspirando a los niños a ser buenos amigos, a ser tolerantes con todos y a disfrutar de la lectura. Su presencia y enseñanzas se convirtieron en un legado eterno, recordándoles a las generaciones futuras que el respeto y la amistad son los pilares de una comunidad fuerte y unida.

FIN.

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