Los guardianes de las letras luminosas
Había una vez en un pequeño pueblo escondido entre las montañas, donde vivían niños y niñas curiosos y traviesos.
En este lugar mágico, cada niño al cumplir los seis años recibía un libro especial lleno de letras brillantes que emitían destellos mágicos al ser leídas con atención. En este pueblo también vivía una bruja buena llamada Luna, quien cuidaba de los niños y les enseñaba a usar las palabras mágicas que se encontraban en sus libros.
Luna sabía que las letras tenían el poder de crear realidades maravillosas si se usaban con sabiduría y amor.
Un día, llegó al pueblo una bruja malvada llamada Morgana, quien quería robar los libros mágicos para usar las palabras en su beneficio y dominar el mundo. Los niños asustados acudieron a Luna en busca de ayuda. "Luna, Luna, Morgana está aquí y quiere quitarnos nuestros libros mágicos", dijeron los niños alarmados.
Luna les sonrió con ternura y les dijo: "No teman, queridos niños. Recuerden que las palabras tienen el poder de protegernos si las usamos con valentía y bondad". Los niños decidieron unirse para enfrentar a Morgana y proteger sus libros mágicos.
Con sus corazones llenos de coraje, idearon un plan para detener a la bruja malvada. Cuando Morgana apareció en el pueblo dispuesta a llevarse los libros, los niños rodearon a la bruja tomados de la mano y comenzaron a recitar juntos palabras llenas de amor y luz.
Las letras brillantes salían de los libros formando escudos protectores que envolvieron a Morgana impidiéndole hacer daño. "¡No podrás quitarnos nuestras palabras mágicas! ¡Somos más fuertes cuando estamos unidos por el bien común!", gritaron los niños valientes.
Morgana intentó resistirse pero el poder de las palabras pronunciadas con bondad era más fuerte que su malicia.
Finalmente, la bruja malvada desapareció entre destellos oscuros dejando atrás una lección importante para todos en el pueblo: nunca subestimar el poder transformador de las palabras cuando se usan con nobleza. Los niños celebraron su victoria junto a Luna, quien les recordó que debían seguir cultivando la magia de las letras para construir un mundo mejor.
Desde ese día, en el pequeño pueblo escondido entre las montañas reinó la armonía gracias al valor y la sabiduría de aquellos valientes niños que descubrieron el secreto del verdadero poder de las palabras mágicas.
FIN.