Los Guardianes de Rabat
Había una vez en la hermosa ciudad de Rabat, en Marruecos, cuatro niños que decidieron salir a jugar por la noche.
Martina y Sofía eran dos amigas curiosas y aventureras, mientras que Juan y Lucas eran dos hermanos traviesos y valientes. Juntos formaban un equipo inseparable que siempre se divertía explorando cada rincón de la ciudad. Una noche, mientras jugaban a las escondidas, los cuatro amigos se separaron sin darse cuenta.
Cuando quisieron volver a reunirse, descubrieron con sorpresa que estaban perdidos en medio de calles desconocidas y oscuras. -¡Oh no! ¿Y ahora qué hacemos? -exclamó Martina preocupada. -Tranquila, encontraremos el camino de regreso juntos -dijo Juan tratando de mantener la calma.
Los cuatro niños decidieron entonces caminar juntos por las solitarias calles de Rabat en busca de alguna pista que los guiara de vuelta a casa. Mientras tanto, sus familias comenzaban a buscarlos desesperadamente por todos lados.
Después de un rato caminando, los niños divisaron a lo lejos una misteriosa luz brillante que provenía de un callejón cercano. Intrigados, se acercaron lentamente y descubrieron que la luz provenía de una pequeña tienda donde un anciano sabio les esperaba con una sonrisa cálida.
-Bienvenidos, niños perdidos -dijo el anciano con voz serena-. Sé que están buscando el camino a casa. Pero primero necesitan encontrar algo muy importante dentro de ustedes mismos.
Los cuatro amigos se miraron entre sí confundidos pero intrigados por las palabras del anciano. Entonces él les explicó:-Cada uno de ustedes tiene una cualidad especial que les guiará en este momento difícil: la valentía, la amistad, la creatividad y la esperanza.
Deben confiar en esas cualidades para encontrar el camino de regreso a casa.
Con renovado ánimo, Martina recordó lo valiente que era cuando ayudaba a su hermanito menor; Sofía valoró lo importante que era su amistad con Martina; Juan pensó en cómo siempre encontraba soluciones creativas para resolver problemas; y Lucas recordó cómo su esperanza nunca le abandonaba incluso en los momentos más difíciles. Juntos comprendieron entonces que si combinaban sus cualidades especiales podían superar cualquier obstáculo.
Así fue como empezaron a trabajar en equipo: Martina lideraba con valentía; Sofía cuidaba del grupo con amor; Juan proponía ideas creativas; y Lucas mantenía viva la esperanza en sus corazones.
Guiados por estas poderosas cualidades internas, los cuatro amigos lograron encontrar el camino de regreso a casa justo cuando el sol comenzaba a asomar por el horizonte. Sus familias los recibieron entre lágrimas y abrazos llenos de alivio.
Desde ese día, Martina, Sofía, Juan y Lucas comprendieron lo importante que era confiar en ellos mismos y en sus seres queridos para superar cualquier desafío. Y así siguieron viviendo nuevas aventuras juntos aprendiendo siempre unos de otros y fortaleciendo su increíble amistad para toda la vida.
FIN.