Los guardianes de Rapa Nui
Había una vez dos hermanos llamados Mateo y Sofía que vivían en la mágica Isla de Pascua. Esta isla estaba llena de misterios y maravillas, pero también era un lugar muy difícil para sobrevivir.
Mateo y Sofía eran huérfanos y vivían en una pequeña cabaña cerca de los famosos moais hablantes. Estas estatuas gigantes tenían la capacidad de comunicarse con las personas, pero solo lo hacían cuando era realmente necesario.
Un día, mientras los hermanos jugaban cerca de los moais, escucharon un ruido extraño proveniente del bosque. Curiosos, se acercaron a investigar y descubrieron un grupo de hombres malvados que estaban talando árboles sin permiso.
Sofía rápidamente corrió hacia los moais hablantes y les pidió ayuda: "¡Por favor, necesitamos su ayuda! Hay hombres malvados que están dañando nuestra isla". Uno de los moais hablantes respondió: "-No te preocupes Sofía, haremos algo al respecto". En ese momento, algo increíble sucedió.
Los moais cobraron vida y comenzaron a moverse lentamente hacia el bosque. Mateo y Sofía siguieron a los gigantes hasta llegar al lugar donde los hombres estaban talando árboles. Los moais hablantes se interpusieron entre ellos y los árboles caídos.
Uno de ellos dijo con voz profunda: "-Deténganse ahora mismo o tendrán que enfrentarse a nosotros". Los hombres quedaron sorprendidos por ver cómo las estatuas cobraban vida ante sus ojos. Temerosos, dejaron sus herramientas y huyeron del lugar.
Mateo y Sofía agradecieron a los moais hablantes por su valentía y se prometieron cuidar siempre de la isla. Desde ese día, trabajaron juntos para proteger el medio ambiente y mantener viva la cultura de la Isla de Pascua.
Los moais hablantes se convirtieron en grandes amigos de los hermanos y les enseñaron sobre el valor del respeto hacia la naturaleza. Juntos, plantaron nuevos árboles y crearon un jardín lleno de flores coloridas.
La historia de Mateo y Sofía se esparció por toda la isla, inspirando a otros habitantes a cuidar su hogar. La comunidad comenzó a trabajar unida para preservar el entorno natural y transmitir las tradiciones ancestrales a las futuras generaciones.
Con el tiempo, Mateo y Sofía se dieron cuenta de que no estaban solos en esta lucha por sobrevivir en la Isla de Pascua. Tenían una familia formada por los moais hablantes, quienes siempre estarían allí para protegerlos.
Y así, gracias al coraje y trabajo en equipo, Mateo, Sofía y los moais hablantes lograron convertir la Isla de Pascua en un lugar próspero donde todos vivían en armonía con la naturaleza.
FIN.