Los Guardianes del Bosque



Un día, Supi supi y sopita decidieron explorar el bosquecito que había detrás de su casa. Empacaron algunas galletitas y agua en una mochila, y se pusieron sus botas para caminar por el sendero.

- ¡Mira, Sopita! -dijo Supi supi señalando una flor amarilla-. Es tan linda. - Sí, es muy bonita -respondió Sopita sonriendo-. Pero no debemos arrancarla. Las flores deben quedarse donde están para que las abejas puedan hacer miel.

Supi supi asintió con la cabeza y continuaron caminando. Pronto llegaron a un arroyito cristalino donde vieron a unos peces saltando. - ¡Qué divertido! -exclamó Supi supi intentando atrapar uno con las manos-. Quiero llevarme uno a casa como mascota.

- No podemos hacer eso, hermanito -dijo Sopita preocupada-. Los peces necesitan vivir en el agua para sobrevivir. Si lo sacamos del río morirá.

Supi supi entendió lo que dijo su hermana y decidió dejar al pez nadando libremente en el arroyo. Después de un rato más de caminar encontraron un árbol enorme con ramas bajas perfectas para trepar. - ¡Vamos a escalar hasta la cima! -gritó Supi supi emocionado subiendo rápidamente por los troncos del árbol.

Sopita siguió detrás de él pero se detuvo cuando vio a un pajarito pequeño caído del nido en la copa del árbol. - Supi supi, ¡mira! -dijo Sopita señalando al pajarito-. Necesitamos ayudarlo a volver a su nido.

Supi supi bajó del árbol y juntos buscaron una rama lo suficientemente larga para devolver al pajarito a su hogar. Finalmente, después de varios intentos exitosos, el pequeño pajarito estaba seguro en su nido otra vez.

Mientras se sentaban debajo del árbol descansando, Supi supi le preguntó a Sopita:- ¿Por qué siempre dices que no podemos hacer ciertas cosas? Sopita sonrió y respondió:- No es que no podamos hacerlas. Es sólo que hay maneras correctas e incorrectas de hacer las cosas.

Debemos cuidar la naturaleza y respetarla si queremos seguir disfrutando de ella por mucho tiempo más. Supi supi asintió con la cabeza y abrazó a su hermana.

Juntos continuaron explorando el bosquecito aprendiendo nuevas lecciones cada día mientras mantenían un ambiente saludable para todos los seres vivos que habitaban allí.

FIN.

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