Los guardianes del bosque


El señor Lebit, un sabio conejo de orejas largas y pelaje grisáceo, se encontraba sentado bajo la sombra de un frondoso árbol observando a Puppy, un cachorro travieso y juguetón de pelaje blanco y negro.

Puppy corría por el bosque entre los árboles y arbustos intentando esconderse del señor Lebit. -¡No te veré si me escondo detrás de este árbol tan grande, señor Lebit! -exclamó Puppy emocionado.

El señor Lebit sonrió con ternura ante la inocencia del pequeño cachorro y empezó a contar en voz alta mientras cerraba los ojos. -Uno, dos, tres... ¡Listo o no, aquí voy! Puppy se quedó quieto detrás del árbol esperando que el señor Lebit lo encontrara.

Sin embargo, el conejo comenzó a buscar en todas direcciones excepto donde estaba Puppy escondido. El cachorro contuvo la risa al ver cómo su amigo buscaba sin éxito.

Después de un rato buscando, el señor Lebit se acercó al árbol donde estaba escondido Puppy y dijo:-Parece que esta vez has logrado engañarme, querido Puppy. ¡Eres muy bueno en este juego! Puppy salió corriendo riendo a carcajadas por haber engañado al sabio conejo.

Juntos continuaron jugando durante horas bajo el cálido sol del bosque Vidar. Mientras jugaban, el señor Lebit aprovechaba para enseñarle lecciones valiosas a Puppy sobre la importancia de ser astuto pero también honesto en sus travesuras.

Aprendieron juntos sobre la amistad, el respeto por la naturaleza y la importancia de cuidar del bosque que los rodeaba. De repente, mientras estaban descansando junto a un arroyo fresco después de tanto jugar, escucharon unos gritos desesperados provenientes de lo profundo del bosque.

Sin dudarlo ni un segundo, ambos amigos corrieron hacia el lugar de donde provenían los gritos. Al llegar allí vieron a una familia de pájaros atrapada en una red dejada por humanos irresponsables que cazaban ilegalmente en el bosque.

El señor Lebit y Puppy trabajaron juntos para liberar a los pájaros atrapados y asegurarse de que estuvieran sanos y salvos. La familia de pájaros les dio las gracias con cantos melodiosos antes de emprender vuelo hacia lo alto del cielo azul.

El señor Lebit miró orgulloso a Puppy y le dijo:-Gracias a tu astucia e ingenio logramos salvar a estos hermosos seres vivientes.

Recuerda siempre que debemos cuidar no solo nuestros amigos cercanos sino también toda forma de vida en nuestro hogar compartido: el bosque Vidar. Desde ese día en adelante, tanto el sabio conejo como el travieso cachorro se convirtieron en guardianes comprometidos del bosque Vidar; protegiendo su flora y fauna con amor y dedicación infinita.

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