Los Guardianes del Cielo


Mariano era un condor majestuoso que vivía en lo alto de los Andes, junto a la hermosa laguna de Waqracocha. Todos los días volaba por los cielos con su gran envergadura y su plumaje negro brillante.

Tenía una mujer llamada Martina, una cóndor igual de hermosa y valiente que él. Un día, mientras Mariano y Martina paseaban por las orillas de la laguna, escucharon unos gritos desesperados.

Se acercaron volando y vieron a un grupo de animales del bosque en problemas. Un zorro astuto había atrapado a un conejito indefenso. "¡Deja en libertad a ese conejito ahora mismo!", gritó Mariano con voz firme.

El zorro se sobresaltó al ver al imponente condor y soltó al conejito antes de escapar corriendo entre los árboles. El conejito temblaba de miedo, pero al ver a Mariano y Martina supo que estaban allí para protegerlo. "¡Gracias por salvarme! ¿Cómo puedo agradecérselos?", preguntó el conejito con gratitud.

"No tienes que hacer nada más que ser amable con tus vecinos del bosque", respondió Martina con ternura. El conejito asintió emocionado y se alejó saltando entre la vegetación.

Mariano y Martina sonrieron satisfechos por haber ayudado a alguien en apuros. Poco después, mientras volaban sobre la laguna de Waqracocha, vieron a un grupo de patitos perdidos en medio del agua agitada por el viento. Los patitos lloraban desconsolados sin poder regresar a la orilla donde estaban sus madres.

"Tenemos que ayudarlos", dijo Mariano decidido. Martina asintió y juntos se acercaron planeando sobre el agua. Con cuidado, lograron guiar a cada patito de regreso a tierra firme, donde fueron recibidos con alegría por sus madres preocupadas.

Los animales del bosque comenzaron a llamarlos "Los Guardianes del Cielo" por su valentía y bondad hacia los demás seres vivos.

Mariano y Martina se sintieron felices sabiendo que podían marcar la diferencia en el mundo siendo amables y solidarios con quienes los rodeaban. Una tarde, cuando el sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, un búho sabio se les acercó con una propuesta especial:"He oído hablar de su valentía y generosidad, queridos amigos.

Les propongo convertirse en protectores no solo de este bosque sino también de todos los rincones del planeta".

Mariano y Martina se miraron emocionados ante semejante responsabilidad pero aceptaron sin dudarlo porque sabían que juntos podían hacer grandes cosas por el bienestar de todos los seres vivos. Y así fue como Mariano y Martina se convirtieron en leyenda, viajando por todo el mundo para ayudar a quienes lo necesitaran, demostrando que nunca es demasiado tarde ni demasiado difícil hacer algo bueno por los demás.

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