Los guardianes del cruce



Ema y Lucas eran dos amigos muy curiosos que vivían en el mismo barrio y asistían a la misma escuela. Cada mañana, mientras se preparaban para ir al colegio, se preguntaban cómo podían llegar de manera segura y divertida.

Un día, Ema le dijo a su mamá: "Mamá, ¿cómo podemos llegar a la escuela sin correr peligro en la moto?". Su mamá sonrió y le respondió: "Ema, lo más importante es respetar las señales de tránsito.

Cuando veas un semáforo en rojo, tenemos que parar; cuando veas uno en verde, podemos seguir adelante con cuidado". "¡Entendido, mamá! ¡Vamos a ser los mejores respetando las reglas de tráfico!", exclamó Ema emocionada.

Mientras tanto, Lucas estaba en el auto con su papá camino a la escuela. Lucas miraba por la ventana y le preguntó a su papá: "Papá, ¿cómo sabemos cuándo cruzar la calle de forma segura?".

Su papá le explicó: "Lucas, antes de cruzar una calle debemos mirar a ambos lados para asegurarnos de que no venga ningún auto. También debemos esperar en la vereda hasta que el semáforo peatonal esté en verde para poder caminar".

"¡Gracias por enseñarme eso, papá! ¡Prometo ser muy cuidadoso al cruzar la calle!", dijo Lucas con determinación. Durante el camino hacia la escuela, Ema y Lucas recordaron las enseñanzas de sus padres sobre educación vial. De repente, un gato negro cruzó rápidamente frente a ellos.

La moto frenó bruscamente mientras el auto detenía su marcha sin problemas. "¡Uf! Menos mal que estábamos atentos", dijo Ema aliviada. "Sí, fue un susto...

pero gracias a lo que aprendimos hoy pudimos reaccionar correctamente", agregó Lucas con una sonrisa. Al llegar a la escuela sano y salvo junto a sus padres, Ema y Lucas compartieron sus experiencias sobre seguridad vial con sus compañeros.

Juntos comprendieron lo importante que era respetar las normas de tráfico para protegerse a sí mismos y a los demás.

Desde ese día, Ema y Lucas se convirtieron en ejemplos para todos los niños del barrio al demostrar que conocer y aplicar las reglas de educación vial era fundamental para disfrutar del camino hacia la escuela sin correr riesgos innecesarios. Y así, entre risas y juegos en el recreo escolar, Ema y Lucas siguieron creciendo juntos como grandes amigos comprometidos con su seguridad y bienestar en las calles.

FIN.

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