Los Guardianes del Espacio



En un hermoso huerto, vivían cuatro amigos muy especiales: el pájaro Cantor, el pez Saltarín, el caracol Veloz y el ratón Curioso. Todos los días se reunían para jugar y explorar juntos.

Un día, mientras jugaban cerca del espantapájaros que cuidaba el huerto, escucharon un ruido extraño. Era un zumbido que venía de lo alto. El pájaro Cantor levantó la mirada y vio algo brillante acercándose rápidamente hacia ellos.

- ¡Chicos, chicos! ¡Miren eso! -exclamó emocionado el pájaro Cantor. El objeto brillante resultó ser una pequeña nave espacial pilotada por un simpático extraterrestre llamado Zippy. Zippy les contó que estaba perdido en la Tierra y necesitaba reparar su nave para regresar a su planeta.

Los amigos decidieron ayudarlo y emprendieron juntos una aventura llena de acción.

El caracol Veloz llevaba las herramientas con sus antenas, el ratón Curioso buscaba piezas útiles entre las plantas, el pez Saltarín transportaba agua en su boca para enfriar los motores y el pájaro Cantor cantaba alegremente para animar al equipo. Recorrieron todo el huerto en busca de lo que Zippy necesitaba. Escalaron árboles, nadaron en charcas y exploraron cada rincón con entusiasmo.

En cada paso del camino se repetían las palabras "espantapájaros" como una señal de buena suerte. Finalmente, luego de superar muchos desafíos juntos, lograron reparar la nave espacial de Zippy.

Con lágrimas en los ojos, Zippy agradeció a sus nuevos amigos por su valentía y trabajo en equipo. - ¡Gracias amigos! Sin ustedes no hubiera podido volver a mi hogar. Siempre recordaré nuestra amistad -dijo Zippy emocionado antes de partir hacia las estrellas.

Los cuatro amigos observaron maravillados cómo la nave despegaba y se perdía en la inmensidad del universo. Se abrazaron felices por haber vivido una experiencia tan increíble juntos. De regreso al huerto, celebraron su éxito con una fiesta donde compartieron risas, juegos y cuentos sobre sus aventuras intergalácticas.

El caracol Veloz narraba con movimientos graciosos cómo había escalado un girasol gigante, mientras que el ratón Curioso imitaba los sonidos del espacio sideral que habían escuchado durante la reparación de la nave.

El día llegaba a su fin y los cuatro amigos se recostaron bajo las estrellas brillantes del cielo nocturno. - ¿Qué aprendimos hoy? -preguntó el pájaro Cantor con curiosidad. - Aprendimos que cuando trabajamos juntos podemos lograr cosas maravillosas -respondió emocionado el pez Saltarín.

- Y también aprendimos que la amistad es uno de los tesoros más grandes que podemos tener -agregó el caracol Veloz lentamente. - Sí, somos un gran equipo cuando estamos juntos -concluyó felizmente el ratón Curioso.

Y así, entre risas y abrazos cómplices, los cuatro amigos se quedaron dormidos bajo la luz de la Luna sabiendo que siempre estarían allí unos para otros en cada nueva aventura que les esperara en aquel mágico huerto lleno de vida y amistad.

FIN.

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