Los Guardianes del Jardín



Era un día soleado en la escuela primaria "Diversión y Aprendizaje", donde los estudiantes estaban ansiosos por conocer su nuevo proyecto: "Los Guardianes del Jardín". Su maestra, la señora Clara, les explicó que iban a cuidar un jardín que había estado descuidado y que necesitaba mucho amor y atención.

"Chicos, este jardín necesita de nosotros. No solo es un lugar lindo, sino que también puede enseñarnos sobre el trabajo en equipo, la responsabilidad y el respeto por la naturaleza", dijo la señora Clara con una sonrisa.

Los niños estaban emocionados y formaron grupos. Cada uno eligió un día de la semana para encargarse del jardín. Entre ellos estaban Tomás, Sofía, Lucas y Valentina.

El primer día, Tomás llegó con muchas ganas de trabajar. Pero cuando vio que había que desmalezar, se quejó:

"Esto es un asco, yo pensé que sería más divertido."

Sofía le respondió con energía:

"Pero mirá lo que podemos hacer. Si lo dejamos lindo, podemos jugar y disfrutar de él después. Además, ser guardianes significa cuidar todo, no sólo lo fácil."

Tomás se dio cuenta de que tenía razón y, aunque al principio no le gustaba la idea, se unió al trabajo con entusiasmo. Valentina trajo una regadera, mientras Lucas decidió traer algunos libros sobre plantas. Juntos, comenzaron a aprender cómo cuidar cada especie que había en el jardín.

Los días pasaron, y los niños se dieron cuenta de que cada vez trabajaban mejor en equipo. Pero un día, el grupo se enfrentó a un problema inesperado. Al llegar al jardín, encontraron que algunos chicos mayores habían dejado mucha basura esparcida.

"¡Eso no se hace!", exclamó Valentina.

"Vamos a hablarles y pedirles que lo recojan. No pueden dejar nuestras cosas así", sugirió Sofía.

Tomás, sin embargo, dudaba:

"¿Y si se enojan? Tal vez deberíamos ignorarlos."

"No, Tomás. Si no decimos nada, se seguirán sintiendo libres de hacer lo que quieran", argumentó Lucas.

Decididos a actuar, los niños se acercaron al grupo de mayores. Con mucha valentía, Sofía dijo:

"Hola. Disculpen, pero sería genial que no dejaran basura en nuestro jardín. También queremos disfrutarlo."

Los mayores se sorprendieron, pero luego uno de ellos, llamado Mateo, respondió:

"No pensamos en eso. Perdón, nunca quisimos molestarlos. Vamos a ayudar a limpiar."

El grupo de mayores, junto a los niños, recogieron la basura y, en un acto de común unión, decidieron plantar un árbol. Desde ese día, se hicieron amigos y comenzaron a trabajar juntos en el cuidado del jardín.

El proyecto de "Los Guardianes del Jardín" se volvió un éxito. Los chicos aprendieron no solo sobre el cuidado de la naturaleza, sino también sobre la importancia de comunicarse, el respeto por los demás y la responsabilidad. Al final del semestre, la señora Clara organizó una fiesta para celebrar todos los logros.

"Chicos, estoy muy orgullosa de ustedes. Han demostrado que con esfuerzo y unidad pueden lograr grandes cosas", les dijo la maestra mientras los miraba sonreír.

"¡Vamos a seguir cuidando nuestro jardín por siempre!", gritó Tomás con entusiasmo.

Así fue como los niños de la escuela "Diversión y Aprendizaje" se transformaron en verdaderos Guardianes del Jardín, aprendiendo que los valores que se cultivan en la vida son tan importantes como cada planta que crece bajo el sol.

Y así, su jardín se convirtió no solo en un lugar hermoso, sino también en un símbolo de amistad y trabajo en equipo, que perduraría en sus corazones por siempre.

FIN.

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