Los Guardianes del Subsuelo
En un mundo donde la luz del sol solo se soñaba, un grupo de niños del refugio subterráneo llamado "La Estrella Brillante" decidieron que no querían vivir en la oscuridad. Al principio, todos tenían miedo de lo que podía haber afuera, así que solían jugar entre las paredes de su búnker, imaginando cuentos sobre el mundo perdido.
Un día, Maxi, un niño curioso y aventurero, dijo:
"¡Basta de quedarnos aquí! ¡Quiero ver el mundo afuera!"
"Pero es peligroso, Maxi", respondió Sofi, su mejor amiga.
"¿Y si hay plantas, y colores, y animales? No podemos quedarnos siempre aquí".
Maxi convenció a sus amigos: Sofi, Lucho y Pía. Juntos, se prepararon para una gran aventura. Con una linterna, un mapa muy viejo y mucho entusiasmo, se encaminaron hacia la salida del refugio.
Cuando llegaron a una puerta pesada que crujía, el corazón de todos latía con fuerza. Maxi empujó la puerta, que se abrió lentamente. Lo que encontraron fue asombroso: ¡un jardín lleno de plantas brillantes y flores en todos los colores!"¡Guau! ¡Miren eso!" gritó Lucho, dando un salto.
"Nunca pensé que pudiera existir algo tan hermoso" agregó Pía, maravillada.
Sin embargo, no todo era perfecto. Había partes del jardín que estaban cubiertas de escombros.
"¿Qué pasó aquí?" preguntó Sofi, preocupada.
"Tal vez necesitamos hacer algo al respecto", sugirió Maxi.
Los niños decidieron que no podían quedarse de brazos cruzados. Al día siguiente, organizaron a todos los niños del refugio para limpiar y plantar nuevas semillas en el jardín. Lucharían para devolverle la vida a ese lugar olvidado.
A medida que trabajaban, algunos adultos empezaron a unirse a ellos. La alegría se contagió, y pronto el jardín se convirtió en un lugar de encuentro.
"Es genial lo que están haciendo, chicos", les dijo Lila, una mujer mayor que solía ser jardinera.
"Con un poco de ayuda, podemos hacerlo más grande y hermoso".
Poco a poco, el jardín resurgió. Las flores crecieron fuertes y coloridas, y los árboles empezaron a dar frutos. Después de semanas de esfuerzo, el grupo organizó una gran fiesta en el jardín.
"¡Hemos logrado algo increíble!" exclamó Maxi emocionado.
"Esto es solo el comienzo. Podemos transitar juntos hacia un futuro mejor".
Con cada celebración, el búnker se iba sintiendo menos como una cueva y más como un hogar. Aprendieron que unidos podían transformar su mundo y, al hacerlo, comenzaron a soñar de nuevo con un futuro.
Un día, mientras jugaban en medio de las flores, Maxi se giró hacia sus amigos y dijo:
"¿Se imaginan si todos los búnkeres y refugios hicieran lo mismo?".
"¡Tendríamos un mundo lleno de jardines!" agregó Pía.
"Y podríamos compartirlo con todos!" afirmó Lucho.
Así, los niños, ahora llamados "Los Guardianes del Subsuelo", se transformaron en un símbolo de esperanza. A medida que sus esfuerzos inspiraban a otros, empezaron a recibir visitas de otros refugios. Cada grupo traía semillas, historias y risas, y juntos decidieron crear un mapa que uniera todos los jardines.
Finalmente, entendieron que la luz no solo estaba en el sol, sino en la amistad, el esfuerzo y la unión de todos.
"Esto es solo el comienzo de muchas más aventuras", dijo Maxi con una gran sonrisa.
"¡El futuro es nuestro!" fue el grito de todos sus amigos, listos para enfrentar el mañana, cada uno con un corazón lleno de esperanza.
FIN.