Los Guardianes Verdes


Había una vez, en un pequeño pueblo escondido entre las montañas de Argentina, una civilización perdida llamada los Alerces. Los Alerces eran conocidos por su sabiduría y su profundo amor por la naturaleza.

Vivían en armonía con el entorno y se dedicaban a proteger y preservar el equilibrio del ecosistema. Un día, mientras exploraban una cueva ancestral, los Alerces descubrieron un extraño artefacto brillante.

Sin darse cuenta, habían activado una máquina del tiempo que los transportó al futuro. Cuando abrieron los ojos, se encontraron en medio de una gran ciudad llena de rascacielos y luces brillantes. Los Alerces estaban asombrados por todo lo que veían a su alrededor.

Nunca antes habían visto tantas personas juntas ni edificios tan altos. Pero también notaron algo preocupante: la falta de conexión con la naturaleza. No había árboles ni plantas en ninguna parte.

Confundidos y tristes por esta realidad, decidieron buscar ayuda para entender qué había ocurrido mientras ellos estuvieron atrapados en la máquina del tiempo. Caminando por las calles de la ciudad, llegaron a un parque donde vieron a un grupo de niños jugando videojuegos en sus dispositivos electrónicos.

Se acercaron tímidamente y uno de los niños llamado Lucas les preguntó:"¿Quiénes son ustedes? ¿De dónde vienen?"Los Alerces explicaron su historia y cómo habían llegado al futuro sin saberlo. Lucas se emocionó mucho al escucharlos y decidió ayudarlos a encontrar una solución.

Juntos, buscaron a su abuelo, Don Ramón, un sabio anciano que tenía conocimientos sobre la preservación del medio ambiente.

Don Ramón les explicó que con el paso del tiempo las personas se habían olvidado de la importancia de cuidar y respetar la naturaleza. Les contó sobre la contaminación y el cambio climático, y cómo eso había afectado al planeta. "Pero no todo está perdido", dijo Don Ramón. "Todavía podemos hacer algo para revertir esta situación".

Los Alerces se emocionaron al escuchar esas palabras y decidieron enseñarles a los niños cómo vivir en armonía con la naturaleza. Juntos plantaron árboles en el parque y crearon huertas urbanas para cultivar sus propias verduras.

Lucas y sus amigos aprendieron mucho de los Alerces sobre el cuidado del medio ambiente. Comprendieron que todos somos responsables de proteger nuestro planeta y que pequeñas acciones pueden marcar una gran diferencia. Con el tiempo, más personas se unieron a la causa de los Alerces.

La ciudad comenzó a transformarse: los edificios fueron reemplazados por parques llenos de árboles, las calles se llenaron de bicicletas en lugar de autos y las fábricas adoptaron tecnologías limpias para reducir su impacto ambiental.

Los Alerces finalmente pudieron regresar a su hogar en las montañas argentinas, pero dejaron un legado duradero en esa ciudad futurista. Su historia inspiró a muchas generaciones venideras a valorar y cuidar la naturaleza.

Y así fue como los Alerces, una civilización perdida, encontró su propósito en el futuro: ser guardianes de la Tierra y enseñar a todos que la armonía con la naturaleza es el camino hacia un mundo mejor.

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