Los hermanitos y el gatito perdido



Esperando a mi mamá. Toñito, Junior y Pía eran tres hermanos muy traviesos y llenos de energía. Siempre estaban corriendo y jugando sin parar.

Pero esa noche, después de tantas horas de diversión en casa de sus abuelos, se encontraban exhaustos. "-¡Ay! Estoy tan cansado que no puedo ni moverme", dijo Toñito mientras se dejaba caer en el sofá. Junior asintió con la cabeza y bostezó: "-Yo también estoy agotado".

Pía se acurrucó junto a ellos y suspiró: "-Sí, pero al menos mañana podremos descansar en casa". Los tres hermanos esperaban ansiosamente la llegada de su mamá para poder irse a dormir. Sin embargo, los minutos pasaban y ella aún no aparecía.

"-¿Dónde estará mamá? Ya es tarde", preguntó Junior preocupado. Toñito miró el reloj en la pared y frunció el ceño: "-No sé, deberíamos llamarla". Decidieron tomar el teléfono e intentaron comunicarse con su mamá, pero no había señal.

La angustia comenzaba a apoderarse de ellos. "-Quizás tuvo un problema con el auto", sugirió Pía tratando de encontrar una explicación lógica. Junior negó con la cabeza: "-No creo, porque si fuera así nos habrían llamado desde casa".

El tiempo seguía transcurriendo lentamente y los hermanos comenzaron a sentirse cada vez más inquietos. Decidieron salir al jardín para distraerse un poco mientras esperaban. Pasaron unos minutos y de repente, un ruido extraño proveniente del arbusto llamó su atención.

Se acercaron con cautela y descubrieron a una pequeña gatita atrapada entre las ramas. "-¡Miren lo que encontré! Una gatita", exclamó Pía emocionada. Los tres hermanos se miraron y sonrieron.

A pesar de la preocupación por su mamá, el encuentro con la gatita les hizo olvidar un poco sus miedos. Decidieron llevarla dentro de la casa para cuidarla mientras esperaban. Buscaron una caja y la llenaron con mantas para hacerla sentir cómoda. "-No te preocupes, pequeña.

Estaremos aquí contigo hasta que llegue nuestra mamá", le dijo Toñito acariciando suavemente a la gatita. La noche avanzaba y los hermanos seguían sin noticias de su mamá. La tristeza comenzaba a apoderarse de ellos, pero no dejaban que eso los desanimara.

"-Vamos a estar bien, chicos. Mamá debe tener algún problema pero seguro va a llegar pronto", intentó tranquilizarlos Junior.

Poco después, cuando ya estaban casi dormidos en el sofá junto a la gatita, escucharon el sonido del auto de su mamá en el garaje. Corrieron hacia la puerta y abrazaron emocionados a su madre cuando esta entró en casa. "-¡Mamá! ¡Qué alegría verte!", exclamaron los tres al unísono.

Su mamá los abrazó fuertemente y les explicó que había tenido un inconveniente en el camino que retrasó su regreso. Les pidió disculpas por haberlos preocupado y les agradeció por cuidar de la gatita. Los hermanos sonrieron aliviados y se miraron entre sí con complicidad.

A pesar de las dificultades, habían demostrado una vez más su fortaleza y amor incondicional como familia. Desde ese día, la gatita se convirtió en un miembro más del hogar de Toñito, Junior y Pía.

Y aunque extrañaban a su mamá esa noche, aprendieron que siempre podían contar el uno con el otro para superar cualquier obstáculo que se presentara en sus vidas. Y así, juntos, siguieron creciendo y enfrentando nuevas aventuras llenas de alegría y amor familiar.

FIN.

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